lunes, 4 de enero de 2010

Mejor mañana

Aunque cualquier tiempo pasado siempre parece mejor, yo me niego a pensar que hay una fecha más ideal que mañana. Aunque los grandes clásicos pervivan en el tiempo y entierren bajo su losa a los grandes de hoy, siempre me he negado a pensar que las mejores películas ya están vistas, que los grandes inventos ya están descubiertos y que las mejores novelas ya duermen sobre papel.

Sé que los mejores versos aún no han salido de tus labios, que las mejores letras no se han escrito y que las melodías más sinceras aún no han llegado a oído alguno, que me quedan mejores programas por hacer y mejores deseos que cumplir.

Por todo eso, me niego a pensar que haya pasado el mejor día de mi vida, aunque el 25 de julio, el 27 de agosto y el 14 de noviembre de 2009 quedarán siempre en mi recuerdo. 3 días, y 362 más, para recordar pero no para complacerme. El mejor año está por aparecer. La sonrisa de mi padre, los recuerdos de camino a Madrid en un 30 de abril se multiplicaron por mil cuando su firma cambió del papel que le daba pie a su descanso al que certificaba un amor sin caducidad. Llegarán aún más sonrisas que las que echó entre viejos amigos y otros que nunca cayeron al olvido.

Los ojos brillantes de mi madre, a lo mejor llorosos cuando me tenía en sus brazos, se iluminaron más 1 mes después cuando volvió a sentir en sus manos el tacto de un bebé, volvió a oir su sonrisa, y volvió a sentir la juventud que creyó dejar hace años cuando compartía secretos y jaleo con aquella amigo que desde hace tiempo sólo aparecía, con una voz arrolladora, de año en año.

Seguro que habrá días mejores, aunque este 2009 quede como un año inolvidable, un año maestro. No creas que las lágrimas de felicidad las agotaste entre cuentas y decimales, entre nombres de desconocidas y hombres con nombre pero sin rostro. No creas que en mis brazos dejaste tus mejores pasos de baile, que con tus amigos compartiste las mejores tardes de piscina, que el sol brilló más en las playas del Adriático o que comiste el mejor cordero tras las nubes de esta navidad que no será la más lluviosa.

Quedan aguas por caer, serán mejores. Quedan rayos de sol por disfrutar, serán más cálidos. Quedarán montañas por descubrir, serán más altas. Quedarán otoños por cumplir, serán más fríos. Quedarán victorias que celebrar como un Pantocrato, el 6 volverá a ser el número de la Bestia y habrá diablos mayores y dioses que vuelvan a crear hojaldres para nosotros, y ángeles que iluminen nuestros cuerpos cuando las velas hayan consumido las ceras y mieles más sabrosas que están por venir.

No pienses que ya ha pasado lo mejor. Todavía nos queda toda una vida por disfrutar.

2 comentarios:

Patricia dijo...

¡¡¡¡¡YUPIIIIIIIIIIIIIIIII!!!!!!

el secreto de la vainilla dijo...

a por ella entonces!

Precioso, Iván.