lunes, 31 de diciembre de 2018

Cuando duermes

No hay nada que me haga estar mejor que la paz que sienten al dormir a mi lado.
Se me olvida todo.
La rabia, el hambre, los naufragios.
La pena, las muertes, la ira, los acantilados.
El dolor, la violencia, los llantos.
Todo calla.
Me dan más paz de la que he entregado.

sábado, 29 de diciembre de 2018

Nunca vuelves al lugar del que te fuiste.
Nunca regresa el hombre que se marchó.

jueves, 27 de diciembre de 2018

Adiós 2018

Termina 2018, un año intenso, emocionante y emotivo, en el que orden y caos han convivido y simpatizado.

Ha sido un año frenético, repleto de ideas y contradicciones, con una pausa fundamental en lo laboral tras horas y horas de la mejor radio que sé hacer. El año ha ido tan rápido y con tanto caos ordenado como esa media hora en la que acabó la temporada de fútbol y pasamos de euforias a llantos en una tarde de mayo. Cada día de 2018 ha sido así, una vorágine de sensaciones y de decisiones.
2018 ha sido el año del 8M, y todo lo que quisimos contar en esa fecha; el año de las goteras del Multiusos y de cómo hacer un programa gracias a la amistad y la confianza; el año de retos y coberturas extraordinarias como el Campeonato de España de campo a través o la fase final por el ascenso a la primera nacional de hockey. Y es que todo el deporte tiene cabida, sólo hace falta querer. Gracias a Charo por creer y querer. Y por seguir creyendo yendo a contracorriente.
2018 ha sido un año feliz, pese a todas mis tristezas. Ha sido un año en el que he encontrado la Paz entre guerras y batallas.
Y, en el deporte, 2018 ha sido un año especial para Extremadura que ha acabado con la clasificación del AlQazeres a la Copa y que ha tenido como momento cumbre: el oro de Alvaro Martín Uriol en los 20km marcha del Campeonato de Europa. No sé si recuerdo más su carrera y entrada en meta, su abrazo fugaz y eterno con Sánchez Puebla al saberse campeón o la cordura de sus palabras a Juanje nada más salir del control antidopping y coger el teléfono de las manos de su madre. La radio sigue transmitiendo unas emociones que ningún otro medio consigue hacer sentir.



Me satisface especialmente el oro de Álvaro Martín Uriol. Son muchos años viviendo y contando sus victorias. Tras su puesto de finalista en el mundial, tras una clara carrera ascendente desde que debutara en los JJOO de Londres en 2012, tras una lesión y un cambio de entrenador, ha logrado su mayor éxito y reconocimiento y no se pone límites para el próximo Mundial y los JJOO de Tokyo.

Pero no ha sido el único en triunfar. Junto a Martín Uriol, dos jóvenes mujeres han rozado la cima: la almendralejense Marta García Lozano ha ido acumulando medallas con la selección absoluta de kárate hasta coronar 2018 con la plata mundial en kata en Madrid. Un flipe. Japón fue la única selección capaz de vencer al equipo español. Y también Japón fue quien privó a Carmen Menayo y a la selección sub20 de ganar el oro en el Mundial Femenino de Fútbol. Menayo es una de las cabezas más reconocibles de una generación llamada a repetir éxitos en el futuro y que ya ha cambiado buena parte de la agenda informativa y de la forma de informar en España. Pero es que, además, Menayo ha vuelto a proclamarse campeona de Liga con el Atleti, ha dado un paso más en la evolución colchonera en la Champions y no olvidará las lágrimas en el Estadio Romano de Mérida tras perder la final de Copa en la prórroga contra el Barça ante más de 10000 personas en la grada. Más de 10000 personas, que no lo olviden quienes no quisieron estar.

El otro gran hito histórico de nuestro fútbol este año ha sido el ascenso del Extremadura a segunda división, lo que hace que cada quince días Almendralejo disfrute de una aunténtica fiesta con el fútbol profesional. A veces me parece escuchar la voz de Juan, los ecos de aquel gol que, sin saberlo entonces, significó el ascenso.

La nota triste fue el descenso del Santa Teresa y la presunta vinculación de tres de sus jugadoras emblema, de jugadoras que nos aprendimos de memoria en el once con Fenry y Micky, de la presunta vinculación de  capitanas con las apuestas ilegales y el amaño de partidos. La investigación ha dejado nombres propios como el de Iván Moreno o Emilio Pinto que han tenido que estar en prisión preventiva por los indicios que apuntan a su participación. Veremos en que acaba todo (si es que acaba en 2019).

Pero volvamos a lo bueno, que es mucho y variado.
2018 ha sido el año de Guillermo Gracia. Si en 2017 explotó su talento con récords de España, en 2018 ha dado el salto definitivo vistiéndose de oros en el Europeo de París. Y amenaza con más.
Lo mismo sucede con Miriam Casillas que, tras un año casi en blanco por las lesiones tras su participación en los JJOO, ha vuelto desde EEUU en mejor forma que nunca conquistando victorias y medallas en Copas de Europa y del Mundo. Ojo a las dos temporadas que le quedan a la pacense en este ciclo olímpico.
Me atrevería a decir lo mismo con Isabel Yinghua Hernández, que volvió a lograr metal en el 4x100 estilos del Europeo y que sigue pulverizando sus propios récords (y me consta que lo hizo en difíciles condiciones).

Hablando de la piscina, la natación nos ha devuelto al mejor César Castro (con récord de España incluído), ha hecho debutar en un Europeo a Julia Benito y nos promete un futuro halagüeño con la reinventada Paloma Marrero, con Estela González, con el ya habitual Miguel Durán y con el regreso de Enrique Floriano, que se quedó a centésimas de ir al Europeo ¿Tokyo 2020?

Luego están quienes nunca fallan, quienes tienen el éxito por costumbre y, quizá por eso, sus logros no aparecen entre las grandes gestas del año pese a serlo: Juan Bautista Pérez (bronce en el Europeo); Kini Carrasco, que ha hecho colección de medallas en este 2018 y en tiempo récord; Loida Zabala, que conquista todos los lados del charco y competiciones en las que compiten gente con o sin discapacidad, como fue el bronce en el Europeo de powerlifting; Alba Sánchez, una habitual de la selección española de voley que ya tiene su primer título con el Logrño; Jesús Gil Manzano y Esperanza Mendoza, que han llevado el arbitraje de Extremadura a la élite europea o los arqueros Antonio Fernández y Víctor Canalejas o la arquera Elena Rodríguez. En los 3 casos, este año han estado con la selección a las distintas comoeticiones. Ha sido el debut de Canalejas, el retorno de Rodríguez y un paso más para "Yiyo" con su bronce en Tarragona.

Y no hay que olvidarse tampoco de Sonia Bejarano, Tania Carretero, que por fin fue convocada a un Europeo con el 10000 y ya tiene todas las internacionalidades que se puedan imaginar, Tere Urbina y Houssane Bennabou, campeones de España de media maratón e internacionales con España en el Mundial. Urbina repitió con la selección en los Juegos del Mediterráneo pero quedó la espina de quedarse fuera del Europeo pese a hacer la mínima, Ana Pulgarín, que está demostrando ser presente y futuro de la marcha española y logró puesto de finalista en los JJOO de la Juventud.

Hablando de presente y futuro, el escalador Alberto Ginés ha vuelto a demostrar su potencial mundial y no es una utopía pensar en su presencia en Tokyo pese a su juventud.
Lo mismo ocurre con Estefanía  Fernández y Belén Díaz en el piragúismo tras esrrenarse en unos mundiales con la selección o con Mamen Blanco que está cuajando una buena temporada de debut con el Barcelona en LF2 tras hacerse con la plata en el Europeo. Este también ha sido el año de la retirada de Raquel Asensio. Se retiró tras conseguir su ansiado ascenso a LF con Ensino.

Y, en fútbol, al margen de Menayo y el Extremadura, este año ha sido el de la confirmación de Pedro Porro y Fernando Pacheco en primera división; el año del retorno a segunda b del Don Benito 14 años después; del coqueteo del Villanovense con eliminar al Sevilla en Copa; el año en el que el Badajoz inició su conversión en SAD dándole la voz a su masa social y el año del inesperado deacenso del Mérida en una temporada mal planificada.

Siguiendo con clubes, el 2018 ha sido el año de la consolidación definitiva del AlQazeres en Liga Femenina (y apunta alto con internacionales en su plantilla); el año del crecimiento incesante del Extremadura Ecopilas, un referente ya en el ciclismo español; el año en el que el CAPEX, que crece y crece en el atletismo, soñó con la División de Honor o el año del despegue del CEFO, un club ya araigado en la segunda división del fútbol sala.

Todos estos éxitos, en buena parte, llegan gracias al enorme trabajo de un gran número de entrenadores extremeños que, con menos recursos, están logrando éxitos y más éxitos
Luis Carretero (ahora entrenador de Sebas Martos en Badajoz), José Ángel Rama, Antonio Fuentes (que prepara a los dos únicos lanzadores de martillo capaces de hacer mínima para el Europeo), Agustín Rubio, que sigue liderando la seleccióm española de atletismo para personas con PC donde no faltan ni Pámpano ni Mehdi Raiss; Juan Méndez, el abuelo que noa descubrió a Martín Uriol o Ana Pulgarín; Jorge Borba, que ha logrado medalla con la selección sub20 y barrunta títulos con el Mideba, o los reconocibles Jacinto Carbajal, Ñete Bohigas y Jesús Sánchez en un momento muy concreto del baloncesto español o Antonio Contreras, que tras años sin banquillo volvió para ascender al Málaga. Seguro que pronto vemos en esa nómina de ilustres a María Ribera, que debuta tras dejar su trayectoria como jugadora en un momento cumbre (otra de las noticias del año) o Manuel Pérez Candelario, que prepara al campeón del mundo sub14 de ajedrez (nada más y nada menos).

En materia de eventos, Extremadura ha disfrutado este año, además de la final de la Copa de la Reina, de los Campeonatos de España de invierno de lanzamientos largos (sin oro para Cienfuegos por primera vez. Se recuperaba de lesión y lo hizo a tiempo para ir al Europeo rondando el récord de España) el nacional de Cross, un espectáculo único y de gran dureza en el barro del Circo Romano que dejó medalla para la selección femenina extremeña; la final de la Copa del Rey de fútbol sala, que llenó el Pabellón Multiusos de ánimos y color; el Torneo de preparación al Mundobasket; la última prueba de la Copa de España de ciclismo adaptado que sirvió para dar el título a Rubén Tanco; el Campeonato de España de judo, con bronce para Cristina Cabaña; la fase de ascenso a la primera nacional de hockey con Burguillos del Cerro demostrando que merece esa plaza; la fase final de la Euroliga 3 que acabó sin premio para el Mideba o el Campeonato de España XC Maratón en Logrosán, donde el enorme Pedro Romero conquistó el título que se le resistía. Poco después, se haría con el Open de España y repetiría con la selección española en un Europeo. Y todo en el año que se rompió el escafoide.

2018 ha sido un año repleto de éxitos para el deporte extremeño, el año en el que Conchi Bellorín pasó a formar parte del equipo de trabajo del CSD. Quizá, la nota más amarga la deja el descenso del Santa Teresa tras 4 años en Primera, pero es que la confianza es que 2019 puede traer su retorno a una liga que va a cambiar y profesionalizarse más.
2019 será un año importante para cada equipo y deportista ya citado, pero también aspira a ser un gran año para: Jorge Campillo, que busca su primera victoria internacional después de haber estado casi siempre en la cabeza en 2018 y haber debutado en los Majors; las "Princesas" del Arroyo y el Voleibol Pacense (por fin el éxito que merece todo el trabajo de Diego Jaramillo), para Juan Antonio Valle, Inés Felipe y Elena Ayuso que están haciendo grande el paracanoe español y esperemos que sea el año de la confirmación definitiva de judokas como Angeles López, Cristina Cabaña, Andrés Romero o las hermanas Hidalgo, el del paso al frente de atletas como Marta Cepeda o Vicente Antúnez y, por qué no, el del regreso de Fátima Gallardo.
Es el momento de pedir deseos.
El mío es que contemos de mejor forma, de manera más completa, plural y feminista lo que ocurre en el deporte extremeño. Mi promesa es trabajar en ello.
Cuando vuelva a trabajar, claro.

martes, 25 de diciembre de 2018

Mateo

Pasan unos minutos de las 7 de la mañana. La luz se cuela levemente por los agujeros de una persiana bajada. Prácticamente no se ve. Sólo la lucecita de apagado del televisor permite dilucidar el contorno de los objetos de la habitación, objetos que ha aprendido de memoria en las últimas horas. Cada forma, cada silueta, cada sombra, cada monstruo.
Se oye el silencio, ese silencio de las casas en las que todos duermen, todos callan. Ese silencio pesado que suena, que se repite, que te perfora el cerebro, que se interrumpe sólo por el ruido de un ascensor que sube o baja.
Pasan unos minutos de las 7 de la mañana. Está a punto de sonar la alarma. No será momento de despertar, porque así lleva horas, pero será el momento de levantarse, de poner los pies en el suelo y caminar. Apenas ha dormido, aunque no tenga el recuerdo del tiempo pasado. En su memoria está ese paseo  nocturno por el pasillo con ellos en brazos y el recuerdo de lo que va a pasar. Lo ha vivido tantas veces durante la noche que ya es un recuerdo.
Sin dar tiempo a que suene el despertador, se incorpora y se sienta en la cama. Pies al suelo. Y, antes de empezar, antes de ponerse a caminar, el último instante elegido de soledad. Respira profundo y su respiración es un estruendo luminoso en medio del silencio de la casa. Respira profundo, se mira los pies como si ya no los recordase. Mueve cada uno de sus dedos y pasan largos segundos, los primeros largos segundos sin pensar en nada en concreto, los últimos largos segundos antes de volver a sentir el nervio, el temor, la impaciencia, el amor. De sentir el más puro tacto, de volver a oler como huelen los cuerpos, de abrir sus ojos a la verdad y la pasión. La menos insoportable canción del móvil interrumpe sus únicos segundos de sueño.
Ahora toca hacer todo lo recordado.
Huele a café. Huele a café como sólo huele a café en casa por las mañanas. Es ese olor que se saborea, ese olor a día nuevo, acogedor, caluroso, apetecible. Es ese olor a bienvenida a un nuevo día, a un futuro nuevo, a una nueva vida. Gira la cabeza y ve el pasillo iluminado por la luz de la cocina. Coge el móvil, con serenidad. Apaga la alarma. Mira la hora y la fecha. Pasan unos minutos de las 7 de la mañana. Es 12 de julio.

miércoles, 19 de diciembre de 2018

Pena perpetua.

La muerte de Laura Luelmo ahonda mi pena y mi dolor por una sociedad que no es capaz de sacudirse el machismo que la estrangula hasta la muerte. A veces, ni se reconoce ese machismo ni la naturaleza de tan violentas muertes.
La muerte de Laura Luelmo me estremece, recordando sucesos pasados que sé que van a repetirse en el futuro y que seguirán generando miedo.
La muerte de Laura Luelmo nos golpea y nos retuerce las tripas y pide a gritos la necesidad de una educación feminista, que se ocupe y preocupe de la prevención, que acabe con la visión masculinizada del castigo y apueste por una educación más femenizada, apegada al afecto y la protección para evitar las agresiones machistas en lugar de tener que sancionarlas cuando ya han sucedido. Trabajar  más en qué hacer para evitarlas en lugar de cómo castigar cuando ya han sucedido.
En medio de un chillido de desesperación y terror de las mujeres, mujeres que temen por su vida, hay hombres que piden paso para mostrar su preocupación por cómo les miran las mujeres que temen. Y yo me muerdo el labio y la rabia de ver la falta de empatía de esos hombres, malditos hombres, que parecen comparar lo que ellos sienten con lo que a ellas les pasa.
¿Qué valor le das a cada vida si equiparas una preocupación con la otra?
Por cierto, los problemas de ambos acaban con la misma solución: el feminismo. La educación en igualdad.
Si acabamos con el machismo, ellas no temeran morir por el mero hecho de ser mujeres y a nosotros no nos mirarán mal. Igual así os podremos convencer.
Una pena perpetua me invade al observar algunas reacciones de esta sociedad. Todavía recuerdo como hace una semana hablaban sin pudor de denuncias falsas que no existen en ninguna base de datos y de mujeres paranoicas a las que no se puede ni mirar ni decir nada. Recuerdo todo lo que se le gritó a María, redactora de Marca, por denunciar que un tipo la besó mientras hacia un directo y otro la llamó guapa con claro aire de superioridad. Histérica. Hoy, Laura Luelmo, que se sintió acosada hace una semana por las miradas de su vecino, está muerta y ellos piden una dura condena. Ayer, se ofendían porque una ministra decía que había que creer a las mujeres sí o sí cuando esto pasaba. Laura ha pasado de estar paranoica a estar muerta. No es paranoia, es terrorismo machista que condiciona su forma de vivir y que puede estallar en cualquier momento.
Pena perpetua la mía. Y pena perpetua (otra vez el castigo en lugar de la educación, otra vez el "para cuando pase" en lugar de "para que no pase"), pena perpetua la que piden los partidos autodenominados constitucionalistas, aunque la cadena perpetua esté claramente condenada por la Constitución.
Artículo 25 de la Constitución.
2. Las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad estarán orientadas hacia la reeducación y reinserción social y no podrán consistir en trabajos forzados. El condenado a pena de prisión que estuviere cumpliendo la misma gozará de los derechos fundamentales de este Capítulo, a excepción de los que se vean expresamente limitados por el contenido del fallo condenatorio, el sentido de la pena y la Ley penitenciaria. En todo caso, tendrá derecho a un trabajo remunerado y a los beneficios correspondientes de la Seguridad Social, así como al acceso a la cultura y al desarrollo integral de su personalidad.

La cadena perpetua, o prisión permanente, es anticonstitucional.
La cadena perpetua, o prisión permanente, no funciona. En países con cadena perpetua (como Estados Unidos) la tasa de criminalidad es mayor. España es uno de los países con menor tasa de criminalidad del mundo. La tasa desciende proporcionalmente desde antes de la aprobación de la prisión permanente revisable. No ocurre igual con la violencia machista.
https://www.elmundo.es/papel/2018/01/12/5a577b2eca4741687c8b465b.html
La reinserción funciona. Hay que revisar los datos de reinserción y de reincidencia para ver que funciona y que, cuando falla o fracasa es, precisamente, por falta de programas de reinserción.
Para que la reinserción funcione más hay que invertir más en educación penitenciaria. Es más efectivo y más barato que la cadena perpetua o prisión permanente. De verdad.
Todo se resume en una cosa: invertir en educación, en la cárcel y en la escuela. Invertir en educación feminista en la sociedad en general para reducir la tasa de criminalidad machista al mismo ritmo que el resto de violencia.
Porque el problema es el machismo, no la condena. El problema es el machismo de una justicia que reconoce la violación, la violencia y la intimidación en un caso como el de La Manada pese a los hechos probados y no la duración de las penas.
El problema es que cada vez que pasa (y todos los días pasa, porque todos los días se denuncian 4 violaciones de media en nuestro país) se habla de todo menos de lo que las mata: el machismo.

martes, 18 de diciembre de 2018

Terrorismo

Eran las 9 de la noche. Me llamó, como tantas veces. Hablamos de todo y de nada hasta que llegó al coche, como tantas veces.
Llegó a casa y me lo contó. Necesitaba llamarme, necesitaba estar conectada, no sentirse sola. Tenía miedo. Había unos chicos, era de noche y tenía miedo. Era irracional, no le habían dicho nada, no se habían acercado pero sentía miedo, pánico, terror. 
Eso es el terrorismo. Sembrar el miedo y temer cada sombra, a cada hombre aunque sepas que ser hombre no es ser culpable, pero temes. Porque pasa, porque ocurre. En cada barrio, en cada ciudad, vayas como vayas, ocurre. 
Cada 6 horas se denuncia una violación ¿Y cuántas no denuncian? ¿Y cuántas mueren? Y temes, aunque sólo sean hombres. Porque eran hombres y ella, una mujer. Estaba sola y tuvo miedo, pánico, terror. Porque el machismo mata, porque hay un terrorismo machista que hace que ellas teman y nosotros, no. 

Me enseñó su móvil. Era algo así como una decena de mensajes obscenos, proponiendo sexo. Mensajes a los que ella nunca contestó ni atendió. Ni al primero, ni al segundo, ni a ninguno. Estaban en la misma sala y seguían llegando mensajes. Y ella se alejaba con rabia y miedo. Y silencio. Y siguieron llegando mensajes, también al día siguiente. Y me contó que eso le pasaba habitualmente, también con hombres vinculados a su trabajo. Y sabe que cada hombre no es culpable por ser hombre y actúa así, pero teme.
Teme porque el terrorismo machista mata y porque los que matan no son monstruos, ni figuras claramente identificables, son hombres, como tú y como yo. Y eso es el terrorismo, temerlo todo porque no sabes dónde, cuándo ni quién pero sabes que en cualquier lugar, en cualquier monento y cualquiera puede ser.
Es terrorismo machista.
Odio, odio el terrorismo en sus mil formas.
Acabemos con el miedo.
Acabemos con el machismo.

jueves, 6 de diciembre de 2018

Frío

Es madrugada. El frío y el silencio recorren la ciudad. Una farola parpadea al lado del parque. Un perro ladra. Respuesta inmediata. La escarcha duerme en los parabrisas. Un joven apura la cremallera de su abrigo hasta la barbilla. Una mujer camina descalza de vuelta a casa. En sus manos, dos zapatos y tacones largos y afilados como su miedo. Una sombra, acelera el paso.
Una alarma despierta a no mucha distancia. Lucen intermitentes sonrojan un coche. Vapor en los cristales, dos chicos esconden su sexo en plena calle.
El camión de la basura. Un hombre se baja, camina ligero y carga el contenedor. Pequeña carrera y vuelta al camión. El frío congela las manos y las ganas de conversación. Una chica entra en un cajero. Un pequeño bolso, taconeo inquieto y cabeza bailante.
Con cuidado tapa el teclado, inconsciente de que ya la están robando.

En frente, otro banco. Letrero apagado. Un cuerpo tirita. Unas mantas protegen unos cartones. Un carro de supermercado en la puerta. Una gran oferta de hipoteca en el ventanal. La luz azul de un ordenador alumbrando la escena. 20€, un pequeño bolso, enésima mirada al móvil ¡Mi taxi!

Edificios a oscuras. Persianas como muro al frío. Un flexo que se enciende en una habitación. La luz del pasillo se adivina por otra ventana. Vidas que surgen entre los sueños. Un hombre acaricia el pelo de su pareja. Ella sonríe inconsciente. Un niño esconde sus miedos en el pecho de su padre. Una estudiante vuelve a subrayar sus apuntes. Alguien tacha poemas a la luz de una tablet, rebusca en la basura. Huele a café. Dos ojos desorbitados, una pantalla y porno dan calor al universo de un adolescente. En la otra pared, un hombre de 50 años hace lo mismo. Dos bloques después, una mujer fantasea con el mejor sexo que ha tenido. Un tipo de unos 30 años intenta atinar con la llave del portal. Una mujer sufre y se muerde el labio en el portal de al lado. Nadie lo ve, nadie lo escucha. Nadie la va a creer.

Una puerta se abre en un piso cercano. Dos zapatos, un felpudo, una pequeña maleta con ruedas y cientos de kilómetros entre los dedos. De saludo, el monótono motor de la nevera. Él camina lento, pesado y silencioso. Ella duerme y, quizá, sueñe con él. Él enciende la luz del baño. La cadena ruge como estorninos migrando. Una cama vacía y frío, hielo, escarcha entre las sábanas. Ella duerme y, quizá, sueñe con él.

Afuera, un árbol cruje. Sus ramas se estiran en búsqueda de hojas. Pasa el camión de la basura. Hielo en un capó. El ventilador de un coche calla al silencio.  Una farola parpadea cada vez más lento. La luz de un portal apaga la oscuridad. Una mujer llora mientras coloca su falda.  El frío estremece, como el miedo, las calles y los cuerpos; los bancos y cajeros.

Violencia y género. Violencia y origen.

De 394301 delitos sancionados en 2017, 317.597 los cometieron hombre.
De cada 10 delitos, 8 los cometieron hombres.
De 1158 homicidios, 1034 los cometieron hombres.
De cada 10 asesinatos, 9 fueron a manos de hombres.
En 2016, de 282 víctimas de homicidio, 178 fueron hombres y 104 fueron mujeres.
Aunque el 90% de los crímenes los cometen hombres, las víctimas se reparten casi por igual.
Y de las 104 mujeres asesinadas, 44 (4 de cada 10) lo fueron por violencia de género a manos de hombres.

De 2764 delitos contra la libertad sexual, 2666 fueron cometidos por hombres. 95 de cada 100 delitos sexuales los cometieron hombres.
De 6595 delitos contra las relaciones familiares, 5991 los cometieron hombres. 91 de cada 100.
De 2941 denuncias falsas, 1664 las presentaron hombres. Más de la mitad de las denuncias falsas la interpusieron hombres.
De 6909 víctimas de violencia doméstica (aglutina a hombres y mujeres), 4313 fueron mujeres. 62 de cada 100. Sumen a esas 4313 mujeres las 29008 víctimas de violencia de genero.
De 35917 víctimas en ese entorno, 33321 fueron mujeres. 95 de cada 100.
Sí, la violencia tiene género.

Casi el 80% de los delitos cometidos en España en 2017 fueron realizados por personas (en su inmensa mayoria, hombre) de nacionalidad española. Y de los extranjeros condenados, la mayoría pertenecía a países miembros de la UE. Sólo 1 de cada 10 delitos lo cometen inmigrantes no procedentes de la UE.
En los delitos de violación o sexuales, aproximadamente el 70% fueron cometidos por españoles. La tasa sube casi al 85% si se incluyen a los países miembros.
Y en violencia de género, el 70% de los delitos los cometen españoles.
La inmigración procedente de África, la principalmente estigmatizada, es responsable de un 6% de ellos, sin variar prácticamente en el tipo de delito.
Y en Andalucía, el 85% de todos los delitos son cometidos por personas de nacionalidad española. Los delitos cometidos por la inmigración africana no llegan al 5%.
*Fuente: Instituto Nacional de Estadística.

martes, 4 de diciembre de 2018

Feminismo o barbarie


En 15 años, la violencia machista ha asesinado a más mujeres que el total de personas que la barbarie y el terror de ETA mató en sus 40 años de existencia.
El domingo, un partido que presume de un discurso machista, contrario al feminismo, consiguió el apoyo de más de 300.000 personas, entró con fuerza en el parlamento andaluz y, muy probablemente, entrará en las instituciones enarbolando la bandera contra el presunto extremismo feminista ante el que se ven indefensos y contra lo que llaman ideología de género.
Hace unas semanas, varios medios publicaron una "fake news" sobre la censura en la escuela Navarra de canciones por sus letras machistas. Pese a que la noticia fue desmentida y matizada con relativa rapidez, siguieron a la "fake news", publicaciones y opiniones desde los medios mostrando su pesar por la radicalidad del ejercicio escolar en cuestión, como fue el caso del discurso de "El Sevilla" (andaluz, precisamente). Opiniones, esa y todas las que vi, que en ningún momento trataron de conocer ni mostraron interés (ni dieron voz) en la labor del aula con ese ejercicio ni la de los colectivos feministas que llevan años analizando cuentos, películas, canciones y otras formas de expresión para, simplemente, detectar y tomar conciencia de los machismos involuntarios y adquiridos que consumimos y reproducimos.
Ese discurso banal, machista y superficial sobre una acción concreta es solo un ejemplo de como, a diario, los medios participan de forma activa en la construcción del discurso machista, contrario al feminismo, profundizando en esa idea de extremismo y radicalidad que enarbolan partidos abiertamente machistas y que paulatinamente cala, gota a gota, en parte de la sociedad.

El extremo del machismo es evidente, el machismo en su extremo lleva a la muerte, al asesinato. Más de 900 asesinatos machistas desde 2003.
Si el extremo del feminismo es decir "todos y todas" y hacer un ejercicio analítico de los posibles machismos que consumimos, cuidémonos mucho de no equiparar y condenar todos los extremos por igual y de, probablemente en un acto de buena fe, no reproducir discursos que distorsionen la necesaria labor del feminismo.
Ante el extremo de la xenofobia, el racismo y el machismo sólo cabe el extremo de la tolerancia, la igualdad y el antifascismo. Así, enarbolaré con orgullo la etiqueta de radicalidad e ideología extrema

lunes, 3 de diciembre de 2018

El tiempo de la ira

Era invierno. Un día despejado pero frío como hoy. Caminábamos con tranquilidad por la siempre acogedora Plaza Mayor de Madrid. Conducía con cuidado y con la torpeza de los primeros meses el carro en el que Candela abría los ojos a las luces y los adornos. Me detuve en un puesto, no sé si a mirar, no sé si para no atropellar algún pie que se adivinaba entre la multitud. Alguien tropezó bruscamente con mi espalda. Con gesto tranquilo, me giré, sin intención alguna de increpar un suceso lógico y habitual entre el gentío -"¡Si te paras!" me espetó un rostro de mujer enfurecido que recuperó su camino sin más.
Lo cuento y recuerdo como una anécdota, algo excepcional, hasta divertido por lo esperpéntico de la recriminación.
Hoy creo que fue un aviso, un síntoma de lo que estaba por venir, el primer esbozo de la decadencia de una sociedad que parece atender sólo al "yo", una continuación de aquel "¿quién te ha dicho a ti las copas de vino que yo tengo o no tengo que beber?" que hoy colapsa la agenda mediática y política de Madrid con una gente enfurecida por las restricciones de tráfico y aparcamiento, por la prohibición individual de ir por donde les dé gana, como si de pronto hubieran conocido las direcciones prohibidas y las líneas amarillas y las limitaciones para estacionar... ¿Igual es eso?

La creencia en los derechos y las libertades propias sin pensar en lo común y lo colectivo. Es el discurso del neoliberalismo, tan claramente diferenciado en Trump pero tan difuminado en nuestro entorno.
Las huelgas vistas desde los problemas que se aumentan cuando se producen. Jamás desde el derecho, desde la digna reclamación laboral colectiva (que crees que no te afecta pero sí, porque de sus derrotas nace la precariedad), jamás desde la intención de mejorar un servicio deficiente, que no dejamos de condenar cuando nos afecta.
La inmigración vistas desde las diferencias de convivencia, pocas veces desde el drama, casi nunca desde su empeño por adaptarse a un mundo que les recibe desconfiado (y ahora también hostil).
La educación sexual (y hasta las meriendas en el colegio) desde mi derecho a hacer lo que me dé la gana, no desde su derecho a evitar prejuicios (y azúcares).
Las señales de prohibido montar en bicicleta, de prohibido jugar a la pelota, la mirada censora a unos niños que hablan, ríen o lloran en un reataurante, la condena recurrente a los niños que sólo juegan a la tablet, un vecino que sube para recriminar el mecer de una cuna que no le deja dormir, un padre que aparca en la acera, y otra, y otro. Y otro en la plaza azul, sus "5 minutos" que no entienden de tus 5 minutos.  Los hoteles para adultos, no para proteger al menor de nuestras conductas inadecuadas, sino para preservar nuestro derecho a vivir lo que nuestra rancia mirada tacha de molesto, el enfado con quien no me habla en mi idioma (sin atender a que yo no le hablo en el suyo), el reproche a la feminista (hasta hay hombres feministas) que no nos dejan ser como siempre hemos sido, ni piropearlas, ni llamarlas simplemente "guapa" para reclamar su atención.

Los medios, la política, el entorno en general nos ha educado en la intolerancia, nos ha invitado a quejarnos de todo aquello que perturba nuestra idea de ideal, nuestro concepto de paz aunque, en realidad, no sea censurable ni mínimamente reprochable.
La política que, en el último lustro sobre todo, en lugar de educar en la diversidad, en la convivencia, ha enfrentado nuestras costumbres y problemas, ha vaciado de empatía el discurso para llenarlo de mi derecho frente al tuyo.
No voy a dedicar ni una palabra crítica a quienes han dado su voto a un partido fascista (racista, homófobo y machista) porque ve ahí la solución a su futuro, porque ha detectado o se ha contagiado (erróneamente a mi juicio) de los temores infundados, que ha creído que sus males provienen de los falsos síntomas que resucitan 80 años después. Pueden estar errados pero no tendrán mi insulto por temeroso que sean los tiempos que vaticinan a quienes han entregado su voto.
Maldeciré a quienes han alimentado el odio y construído su discurso desde el enfrentamiento propiciando o facilitando esta realidad tenebrosa que señala a la inmigración, a las razas, a las mujeres y afirma que combatirá contra ellas.
Porque en medio del odio, es el odio verdadero el que acaba ganando ante la falta de alternativas desde la paz.

domingo, 2 de diciembre de 2018

Tu belleza

Tú hablabas de Alejandro Sanz.
Yo recitaba versos y canciones
El amor era un imposible al que cantar a gritos
Y a solas
Mi habitación,
aquella cadena heredada
Una emisora de radio
Y el momento preciso
para grabar esa canción
que hablaba de mí
De todas las mujeres a las que amé
Sin decirles nada
El amor era un ideal
Una película tonta y romántica
Era una canción desesperada
sobre amaneceres en la arena,
del abrazo rojo en un atardecer,
del sol poniéndose en tu espalda, en tus ojos.
Y un beso de luna llena
en un poema de Bécquer
Con final feliz
Creímos que eso era belleza.
Hipérbole de belleza
Y hoy soy incapaz de soñar
con un plan mejor que una tarde de domingo de siesta
y caricias bajo la manta.
con algo más hermoso que
tu rostro
bajo el tenue resplandor del televisor.
No era el olor de azahar, ni los naranjos de la catedral. Era el sabor a bar, los morros a la plancha, el sonido de vasos de chupito sobre la mesa.
No era el aroma a Dior, ni un vestido de Preciados, ni la lencería fina.
Era una colonia de mandarina, aquella camiseta que pudiera ser del Berskha o simplemente verte en pijama y sin peinar
No eran velas, ni la estela y el crepitar de una hoguera, eran las luces intermitentes que tapaban mi torpeza al bailar
que te cargaban de sensualidad
Las que me paralizaban, me enamoraban
No eran rimas perfectas de aquellos bellos poemas
Eran el azar de palabras incompletas en libros prestados, mezclando inglés con latín

Creímos que eso era belleza.
Hipérbole de belleza
Y hoy soy incapaz de soñar
con un plan mejor que una tarde de domingo de siesta
y caricias bajo la manta.
con algo más hermoso que
tu rostro
bajo el tenue resplandor del televisor.

Las escapadas, los recreos, la cartelera de un cine y
el frío en la taquilla
Sin lluvia épica
No tenía moto, ni voz, ni guitarra
Para embelesarte
Fueron los pasos cortos pero rápidos, las calles del barrio, dejar de comprar cigarros en los kioskos, la pereza de una cuesta infinita, tus pantalones vaqueros, lo que ralentizaba mi caminar para verte más tiempo
Fueron las comidas tardías, el teléfono fijo de casa, las despedidas en aquel viejo banco que no era ni de madera para inmortalizar nuestro amor eterno, aquel banco de frío hierro verde que hoy resiste a la sombra de pisos que arrancaron árboles y sueños, que aún soporta las miradas censoras y a dos jóvenes que se deboran a besos soñando con el sol acostándose en el mar.

Creímos que eso era belleza.
Hipérbole de belleza
Y hoy soy incapaz de soñar
con un plan mejor que una tarde de domingo de siesta
y caricias bajo la manta.
con algo más hermoso que
tu rostro
bajo el tenue resplandor del televisor.


sábado, 8 de septiembre de 2018

Feliz día, Extremadura

No sé de patrias.
Y, si supiera, la mía no tendría frontera,  himno ni bandera.
Si supiera de patrias y la mía tuviera frontera empezaría donde acabaran tus besos, donde no alcanzara a recordar la sonrisa de Candela, el abrazo de buenas noches de Mario o el balbuceo de Mateo.
No hay tierra que nos separe que olvide todo lo que soy.
Si supiera de patrias y la mía tuviera himno, estaría escrito con letras de José. Y de Robe y Luis Pastor.  Y de Nacho Campillo. Y de Bebe. Y de Ismael Serrano y Pedro Guerra. Y de Javier Álvarez y Lichis. Y de Cecilia y Christina Rosenvinge. Y de Migue Benítez. Sonaría a Arco y Revólver,  a M-Clan. A aquellas primeras canciones de Oasis. Y a Fredy Mercury, sobre todo a Fredy Mercury. Y lo cantaría como cantaba Alanis Morisette o "Cranberries".
Tendría sonido de cencerros.  Y tendría  un piano. O una guitarra.  Tendría un ukelele.
Y una radio. Y el sonido de un gol. Y lo cantaría Paco González. No, mejor:  Rodrigo Morán.
Y tendría una carcajada. La carcajada de una noche contando un cuento. Y mis tonerías. Si tuviera un himno, sonaría cómo suena en sus oídos mis tonterías y como retumban sus carcajadas cómo mil campanas.
Si supiera de patrias y la mía tuviera bandera, estaría por pintar. Sería un trapo blanco, con las huellas de sus pies y sus manos. Y con un árbol.  Con un árbol y con una casa con chimenea. Y con un sol enorme de rayones amarillos.  O rojos, mejor rojos. O naranjas. O de todos los colores.
Y un mar en el que bañarte hasta que tu silueta se pierda y se confunda con un cielo inmenso con nubes con forma de osos y dinosaurios.
Si tuviera una patria, sería Extremadura.
Uniría sus pueblos con el sudor que cayó en cada carretera y puente en los que trabajó mi padre.
Tendría el olor de aquellas tiendas de barrio que conocí de la mano de mi madre.
El recuerdo de juegos en la calle, de un balón estrellando contra una cochera, de tiza en el suelo, del escondite y el bote botero. De una escapada para jugar al fútbol.  De una valla o un muro que saltar al empujón de mis hermanos.
Tendría árboles, y sombra.
Y una mesa plegable, varias sillas, comida en un tupper y una baraja de cartas. Y río,  tendría río. Un río que ruge y grita mientras nos bañamos.  Un río fresco con orillas de piedras cómo Los Pilones. Y tendría la imagen en sepia de aquellas tardes de domingo. O la cara de Antonio León y Charo Calvo navegando de poza en poza.
Y tendría un trampolín y a Sara saltando de él en un unicornio de colores.
Y tendría agua salpicando a todos, a Gonzalo. A Alex y Manuela. Y Pablo viéndolo todo con cara de pillo.
Y sería como las fiestas de verano. Pero sin vaquillas. Con largas tardes por Mirabel, Serradilla o Malpartida, con gente a la que quiero. O quise porque hay veces que ya no me acuerdo.
Y tendría una conversación en cada puerta, al frescor de la luna llena de agosto. Y tendría palabras precidas y efímeras como las perseidas en "el puerto".
Y sabría a pimientos rellenos de mi madre. O a combinado. Y a ensalada de tomates y parrillada de verduras y cochinillo asado. Y a cañas por la plaza, con tapa. Y a higaditos y riñones. Y a callos y morros. Y a salchichas de la Bremen.
Y olería a naranjas y cerezas, y a huerto ¡al huerto de Tinín! Y tendría patatas fritas, muchas patatas fritas. Y migas, con chorizo y panceta. Y un partido de baloncesto.
Y ganaría el Plasencia de Daniela García.
Y tendría tren. Un tren digno.
Soy extremeño nacido en Galicia, así que no sé si emigré de allí o inmigré aquí.
Soy migrante, parte del viaje casi eterno que fue la vida de mi padre.
Soy de Extremadura, viva donde viva y sea cual sea mi patria.
Feliz día.
https://mobile.twitter.com/EXNdigital/status/1038199803803561986/video/1

sábado, 1 de septiembre de 2018

Excedencia

Como quien sale a la calle para gritar bajo el diluvio; como quien confiesa su amor secreto a la mejor amiga de su amada; como ese niño que ríe impaciente jugando al escondite, esperando ser descubierto, así me asomo aquí, a este lugar de poco tránsito, a esta plaza casi oculta en medio de un barrio turístico para decir cómo me siento, cuánto he llorado. Esperando que siga permaneciendo oculto pero a vista de todos.
Me ha dolido la cabeza desde febrero a julio todos los días. Todos. Y no un dolor cualquiera, me dolía hasta no dejarme pensar, hasta perder los nervios y la paciencia, sin dejarme descansar, casi sin dejarme dormir.
He sentido angustia. Angustia por ir a trabajar, angustia por mostrar mi angustia. Angustia hasta el punto de querer parar en medio de la carretera y no circular más, ni adelante ni hacia atrás; angustia hasta llorar y llorar; angustia hasta no tener valor para quedar con nadie. Temía ver a la gente por miedo a romperme delante suya. Y así he pasado noches a solas.
Me he sentido solo, terriblemente solo. He ido al cine o he paseado para retrasar el momento en el que tenía que entrar en casa o en el hotel y ver la cama vacía y paredes huecas. Y no poder dormir. Y aborrecer la soledad pero temer llamar a nadie.
He pasado noches sin dormir. Y he pensado. Y he llorado esperando que el ruido pasara, que mi cabeza callara.
Y he dudado. Y me he sentido mal por sentirme tan mal como para no querer ir s trabajar. Y me he sentido culpable por aborrecer ese puesto que tanta gente anhela, que tanta gente necesita. Y me he sentido traidor por no ser capaz de continuar después de todo lo arriesgado, después de tanta confianza.
No sé si enfermé. Las razones ya dan igual. Sólo sé que tenía que parar y que lo tenía que decidir yo, y no pedir otra salida que seguramente me llevara al mismo laberinto.

miércoles, 4 de julio de 2018

Feminismo, machismo y contradicciones

No soy mujer. Soy feminista.
Soy feminista y no por eso me libro de tener comportamientos machistas.
No soy mujer. Jamás sabré lo que es sufrir el machismo diario, sólo intento comprenderlo.
María Gómez ha sufrido diversos ataques machistas. Primero, en público, mientras ejercía su profesión, la de periodista de deportes. Después en redes, donde el machismo se hace más feroz, ataca en manada y busca las posibles contradicciones para justificar y repetir su comportamiento tratando de deslegitimar la justa reivindicación de la mujer.
A toda revolución le responde una contrarrevolución y esta es voraz y despiadada.
Los argumentos contra la denuncia de María son simplistas (que no simples o sencillos) y fácilmente desmontables, sólo hace falta escuchar.
Por un lado, se acusa a María Gómez de querer ser la protagonista de la noticia. Falso. Ella no pretende ser la noticia. Ella está haciendo su trabajo y determinados hpmbres con su comportamiento la hacen protagonista sin ella elegirlo. Ella sólo responde con firmeza y educación y denuncia un comportamiento deleznable.
"Llamar guapa a alguien no es machista". Podríamos entrar a debatir sobre eso, sobre el origen y la connotación machista del uso de ese calificativo para reducir a la belleza a la persona a la que te refieres, pero olvidaríamos y obviaríamos lo fundamental: el tono, la posición elevada en la que intenta ponerse quien respondió así a la periodista, el "mansplaining" que escondía responder así a una persona a la que no conoces, un comportamiento que jamás utilizaría con un periodista varón. El machismo rancio que escondía ese condescendiente "¿Cómo te llamas, guapa?". Sólo recordarlo me enerva. Y no soy mujer...
Si no hubiera bastante con esto, se trata de desacreditar su denuncia señalando una posible contradicción "ella llama pibones a los de Marruecos". Matices importantes.
1. El contexto. Ella se refiere al físico de los jugadores en una sección creada por el medio con esa finalidad. Se está hablando precisamente de eso y ella participa. Ella jamás ha tratado así de forma directa a un jugador al que entrevista donde es el fútbol el protagonista. El contexto lo es todo, siempre.
2. El tratamiento es amarillo y sensacionalista, ella misma lo ha reconocido a posteriori, pero ni lo ha creado, ni lo ha propuesto y, por lo que dice, posteriormente se ha negado a seguir por entender que no era coherente.
3. Esta lista de "pibones" trata de emular las vergonzantes listas de "deportistas más sexys" que hemos visto con frecuencia. La diferencia es que esta sección (amarillista, sexista y sensacionalista) ocupa un 0.001% del tiempo que se habla del Mundial masculino mientras que las listas de las deportistas más sexys es, en muchas ocasiones, la única vez que se habla de esas deportistas. Llevo años intentando estudiar el comportamiento y el número de minutos/páginas que dedicamos a mujeres deportistas y puede hacer esta afirmación sin miedo a errar.
4. Que ella pueda acometer actuaciones machistas no justifica que los reciba, ni los excusa, ni minimiza su gravedad ni permite a otros actuar así. Mis actos están bien o mal independientemente de que lo hagan otros.
Otra razón o imagen muy utilizada para minimizar el beso que sufrió en directo por un tipo que salió corriendo tras besarla (alguna consciencia del mal de su actuación tendría) es compararla con un directo de un reportero que fue besado y abrazado por dos aficionadas rusas. No vamos a entrar en la frecuencia con la que esto le ocurre a un sexo y otro, sino el porqué de cada reacción. Ella se siente acosada. Él responde de forma jocosa ¿Por qué? Porque él se sabe dueño de la situación, sabe que parará cuando quiera, que no tiene nada que temer cuando se apague la cámara, que nadie le juzgará por su respuesta, que es libre. Ella, no.
Ella ha experimentado tantas situaciones de machismo que teme, que sabe que no es dueña de la situación, que no sabe cuándo ni cómo parará, que hablarán mal de ella tanto si se queja como si responde bien y desconfía y denuncia la actitud de un tipo que la besa sin permiso y sale a correr. Hay una diferencia fundamental: ella no quiere y a él no le importa. Eso ya es suficiente para diferenciar y denunciar un acto que padeces contra tu voluntad.

No soy mujer, jamás llegaré a saber lo que es sentir ese miedo y ese desprecio constante en un mundo que marca un estereotipo de belleza y que trata de reducirlas a eso; por eso, mejor que a mí es leerlas a ellas.
http://planetacb.com/samardo-samuels-una-mujer-no-quiero-entrevistarte/

https://www.lamarea.com/2018/06/30/de-alcasser-a-la-manada-desafiar-el-discurso-del-terror-sexual/

Yo te creo, María.

jueves, 24 de mayo de 2018

Camino de elecciones

Queda un año para las elecciones municipales y generales así que el PSOE presentará moción de censura a Mariano Rajoy.
Probablemente, proponga lo mismo que en Madrid: gobierno de transición para la mitad de la legislatura y gobierno en solitario.
Probablemente, Podemos acepte (como en Madrid). Y el PSOE intentará señalar las contradicciones de C's (cuyos votos no necesita para sacar adelante la moción de censura).
C's se resistirá, para evitar que gobierne la izquierda. Aludirá al voto de PdCat y ERC para que prospere y pedirá la dimisión de Rajoy (o el adelanto electoral, esto no tengo claro) o, como en Madrid,tendrá que tomar otro tipos de medida (en Madrid, nunca verbalizó la opción de apoyar la moción de censura a Cifuentes. El vídeo de las cremas salió antes de ver si iba o no de farol).
Rajoy no dimitirá (salvo que haya un vídeo suyo en el Simago guardándose unos yogures en el chándal) pero, sabedor de que el PSOE no necesita de los votos de C's, propondrá (o aceptará) el adelanto electoral.
Y C's se dará por satisfecho porque las encuestas le dan buenos resultados en un posible proceso electoral.
El PP cree en sus encuestas y confía en que su suelo electoral no baje de los 7 millones de 2016 (el largo proceso hasta las urnas paralizará la penalización que pudiera sufrir hoy). Y, en caso de bajar hasta los 6 millones, un posible empate técnico con C's, a buen seguro, le dará mayor número de escaños.
El PSOE aceptará, porque preferirá eso al voto independentista (y de Podemos) y porque piensa que podrá cazar votos de la aparente caída de Podemos.
Y Podemos irá a las urnas confiado en "la remontada" como el 20D. Y quién sabe si la votación del chalé no cambia el panorama...
Así que, en menos de uno, elecciones generales.

jueves, 17 de mayo de 2018

Marga

Ella dudaba.
Él la desnudó con sus manos.
Ella le dijo que le quería.
Él la dejó en el suelo y se fue a por otra.

miércoles, 25 de abril de 2018

Crema regenerativa

En 2011, unas cámaras de seguridad graban a la vicepresidenta de la Asamblea de Madrid llevándose sin pagar dos cremas.
Esas imágenes se destruyen en menos de 30 días por ley, pero alguien las consigue y las conserva.
Ese alguien no cree que esas imágenes sean relevantes cuando esa política es nombrada Delegada del Gobierno.
Ese alguien no cree que esas imágenes sean relevantes cuando esa política se presenta a la presidencia de la Comunidad de Madrid.
Ese alguien no cree que esas imágenes sean relevantes cuando esa política gana las elecciones.
Ese alguien no cree que esas imágenes sean relevantes cuando esa política es elegida presidenta de la comunidad de Madrid.
Ese alguien no cree que esas imágenes sean relevantes cuando se descubre que esa política obtuvo un máster de una universidad pública con reconocido trato de favor y sin pruebas de haber presentado el trabajo final.
Ese alguien sólo cree que las imágenes del vídeo que debía estar destruido desde 2011 son relevantes cuando esa política no dimite y se acaba el plazo dado por Ciudadanos para que, o dimita, o supuestamente apoyen (nunca lo han verbalizado) una moción de censura promovida por el PSOE y apoyada, sin entrar en gobierno, por Podemos.
Justo cuando C's tenía que elegir entre Cifuentes o la moción de censura de la izquierda, el vídeo de 2011 es relevante para ese alguien. Y se lo filtra a Eduardo Inda.
Y Cifuentes dimite, tras el vídeo de las cremas, el día que se debaten los presupuestos...
Es bestial.

miércoles, 21 de marzo de 2018

Pretérito

Sentía el peso de aquella sábana. Atrapado en la cama, algodón de acero que anclaba el cuerpo.
Sentía la necesidad de ser invisible. Desaparecer. Ser pequeñito, un simple bulto debajo de aquellas telas.  Ser olvidado, innecesario.
Oía pájaros y discusiones continuas en la cabeza, ideas como perseiadas. Siempre era 15 de agosto. Necesitaba un eclipse, que se apagaran estrellas muertas desde hace años. Necesitaba silencio. Todo era un ruido sordo en medio de una noche infinita. Necesitaba luz y paz.
Sentía los brazos muertos, el pecho frío, las mejillas vacías. Necesitaba un abrazo constante, calor. Sentir respirar para tomar aliento.
Sentía la soledad de mil desiertos. Los ojos eran arena. Y, a lo lejos, el sonido de una gota que nunca alcanzaba. Estaba, buscaba pero sentía que nunca encontraría el grifo.
Sentía más la necesidad de cerrar el grifo, acabar con el ruido, que de beber y acabar con la inagotable sed. Maldita sed. Si se callase el ruido.
Sentía. Aún sentía.