miércoles, 21 de marzo de 2018

Pretérito

Sentía el peso de aquella sábana. Atrapado en la cama, algodón de acero que anclaba el cuerpo.
Sentía la necesidad de ser invisible. Desaparecer. Ser pequeñito, un simple bulto debajo de aquellas telas.  Ser olvidado, innecesario.
Oía pájaros y discusiones continuas en la cabeza, ideas como perseiadas. Siempre era 15 de agosto. Necesitaba un eclipse, que se apagaran estrellas muertas desde hace años. Necesitaba silencio. Todo era un ruido sordo en medio de una noche infinita. Necesitaba luz y paz.
Sentía los brazos muertos, el pecho frío, las mejillas vacías. Necesitaba un abrazo constante, calor. Sentir respirar para tomar aliento.
Sentía la soledad de mil desiertos. Los ojos eran arena. Y, a lo lejos, el sonido de una gota que nunca alcanzaba. Estaba, buscaba pero sentía que nunca encontraría el grifo.
Sentía más la necesidad de cerrar el grifo, acabar con el ruido, que de beber y acabar con la inagotable sed. Maldita sed. Si se callase el ruido.
Sentía. Aún sentía.

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