sábado, 9 de marzo de 2019

Feminismo. Sin más.

Marchas en Brasil, Argentina, Uruguay, Perú.
Marchas en Madrid, Berlín, Dublín, Atenas.
Marchas en ciudades de África, en la India, en Oriente y Occidente, en norte y sur.
Y aquí hay partidos empeñados en excluirse de un movimiento social y universal, político, porque pide soluciones políticas, pero sin siglas.
El feminismo no es de ningún partido ni entiende de apellidos.
El partido político que se quiera apoderar del feminismo, inevitablemente caerá, cómo caerá aquel partido que renuncie de él.
Feminismo es igualdad y a la igualdad te sumas. Y al feminismo se puede sumar cualquiera. Ayer éramos miles, de distintas sensibilidades, con diferentes votos. No entiendo a quien use la inclusión separándose y diferenciándose de un movimiento global, que nació de la calle, de las mujeres de todos los rincones del planeta. 
En el feminismo hay personas de derechas y de izquierdas, católicas, musulmanes, ateas, no religiosas, socialistas, comunistas, liberales, anarquistas, animalizarse, taurinas, ecologistas, rurales, urbanas, extranjeras, de todas las razas. El feminismo no pregunta, no distingue. Te sumas y andas. Y el liberalismo puede andar dentro del feminismo, sin tener que distinguirse. Porque el feminismo es igualdad y, en esa igualdad, toda diferencia es tratada igual, no excluye ni discrimina, por eso es feminismo.

Pero si el liberalismo insiste en tratar a la mujer como un bien de consumo más, no podrá ser feminista jamás.

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