lunes, 28 de febrero de 2011

Nos miramos desde la distancia, en la oscuridad. Nos sentimos sólo por el aliento, por la respiración entrecortada, por las ganas y el deseo escondidos en el labio que mis dientes apretaban con pasión.

En el silencia escuché tu grito callado, sesgado. Oí tu voz llamándome en este desierto, bebí de tu sed, comiste mi hambre, saltamos al precipio de nuestras ansias, caímos presos de un amor sin fondo, sin fin, sin más.

Compartimos la vida, nos regalamos lo más preciado, vivimos lo nunca soñado, lo jamás imaginado. Planeamos juntos, viajamos a islas desiertas, no descubiertas. Pintamos mapas con playas nunca vistas. De sus arenas montamos castillos que el aire no derriba, que las olas sólo refrescan, que el mundo envidia, admira y observa atónito.

Vivimos al día, crecemos entre sábanas, susurros, secretos, suspiros y gemidos. Lloramos de alegría, reímos cada pena, disfrutamos en soledad y en compañía. Me quiere tu sonrisa, amo tu estela, ansío tus curvas, tu pronunciada curva. Descontamos hojas, tachamos fechas y miramos a un futuro con luz, alumbrado por el fuego de una vida que nació hace más de 10 años, fraguado entre siglos de conversaciones, de peleas y reconciliaciones.

Amo cada parte de tus días.

1 comentario:

Patricia dijo...

Todos los días haces que recuerde porqué me casé contigo. Espero segui inspirándote cada momento para que no dejes de escribir líneas tan hermosas como estas. Te quiero.