martes, 22 de noviembre de 2011

Si votar sirviera de algo...

...no nos dejarían votar. La frase no es mía, creo que la autoría es de Alberto Garzón, candidato al Congreso por IU por Málaga. Así se desprende de mi búsqueda por internet de esta frase que, para mi grata sorpresa, en las últimas horas ha tenido especial calado. Y no es un pataleta más por un mal resultado electoral, sino una realidad patente, palpable y demostrable. Incluso más allá de que nuestros votos no se dirijan realmente a aquellos que toman las decisiones y que marcan los senderos de nuestro país (mercados, especuladores,agencias de calificación, BCE, FMI, países más poderosos de la UE, yo que sé), sino porque el escaso margen que tiene cada gobierno nacional para decidir los caminos que la Banca le propone, también está viciado. Las elecciones se viven como un partido de fútbol y, en este partido, la derrota ya está decidida de antemano. Alguien dijo ayer también que España vive en un pucherazo continuo y razón, en vista de los resultados, no le falta. Quizá no esté decidido quién gane, pero si quién pierde.

Los hay que llevamos años pidiendo de forma urgente una reforma de la ley electoral, un cambio, un sistema que permita equilibrar los votos y darles a todos la misma validez. Los hay que se han pasado años prometiendo, al menos, una revisión. En un primer momento pensamos que no se habían atrevido. Ahora sabemos que no les ha interesado, no han querido. La culpa a los partidos nacionalistas ya no cuela. Hemos tenido que vivir la caída estrepitosa del PSOE para darnos cuenta de que estos partidos no son los principales beneficiados de este injusto e insostenible sistema electoral. De hecho, a penas salen beneficiados de la actual circunscripción provincial. Se aprecia con claridad en una de las imágenes más difundidas por internet de los últimos días



El gráfico habla por si mismo. Los partidos nacionales minoritarios pagan un mayor peaje de votos por cada diputado. Los nacionalistas, con un coste similar al de los grandes partidos, prácticamente no perderían poder en el congreso, y PSOE y PP sacan gran tajada del actual sistema electoral. El gráfico sólo refleja lo que muchos denunciamos hace tiempo y da respuesta a esas preguntas que surgieron durante la noche electoral ¿cómo es posible que un partido que no obtiene el respaldo ni de la mitad de los votantes ocupe más del 50% de los escaños? ¿cómo es posible que un año un 43.64% de votos supongan 169 escaños y, una legislatura después, un 44,62% den derecho a 186? ¿por qué en 2004 10´9 millons de votos eran 164 diputados y, 7 años después, 10,8 millones son mayoría absolutísima? ¿Por qué asciende 32 diputados un partido que sólo ha incrementado su número de votos en menos de 700 mil personas? ¿Por qué para otros, un incremento mayor de 700 mil votantes sólo supone subir 9 escaños? ¿por qué 3 millones de votos se traducen en 27 diputados repartidos en 9 partidos y 670 mil suponen 32 para uno sólo?

Esta última es la lectura que se desprende de los datos en número de votantes.
La crisis se ha llevado por delante al PSOE (podíamos discutir si el cambio está decidido realmente por los ciudadanos o si ha sido forzado por los mercados, por la manida prima de riesgo y la continua baja de la bolsa española con una deuda pública menor que la de otros países de la UE).

Rubalcaba ha perdido por el camino 4 millones 100 mil votos, 59 diputados. El descalabro del PSOE hacía pensar en una subida exponencial en los votantes del PP, un incremento en su electorado hasta ahora desconocido. La ciudadanía pide un cambio y se ha inclinado hacia la otra fuerza mayoritaria. Las encuestas así lo desvelaban y los primeros datos de escrutinio parecían demostrarlo. Nada más lejos de la realidad. De la crisis, de esos 4,1 de votantes socialistas indignados y disconformes con las políticas realizadas en esto últimos 4 años, el Partido Popular sólo ha podido rascar unos 670 mil votos, subida prácticamente inapreciable dado el amplio electorado del que dispone. De hecho, en 2008 ya logró una subida similar (500 mil votos más que en 2004) y la crisis era recesión y el PSOE no perdió votantes pese a los indicios de un futuro menos halagüeño. Los votantes del PSOE han penalizado a su partido, la política de su partido, pero no han buscado las soluciones en el Partido Popular como nos quieren hacer ver, como interpreta a su antojo la ley electoral. De esos 4,2 millones, sólo 700 mil (por redondear y por hacer una lectura de trasvase de votos que no tiene porqué ser necesariamente así) se han ido al PP. 1 millón de esos votantes ha preferido quedarse en casa y unos 200 mil han votado en blanco o nulo. El resto, más de 2 millones de votantes, han elegido votar a otras formaciones: IU, UPyD, Ciu, Amiur, FAC,...). Y precisamente, en esa diversidad se difumina la derrota, el castigo y la realidad. Se pierde la razón y, por qué no, la esperanza. España no ha girado a la derecha. La derecha se ha mantenido en sus treces de mayoría (enhorabuena por la indiscutible victoria electoral) y la izquierda se ha fragmentado. Bueno, se ha hecho añicos al estrellarse contra le Ley D´Hondt.

Y lo peor no es eso. Lo peor no es que durante estos 4 años un partido con mayoría simple gobernará con mayoría absoluta, lo peor no es que la pluralidad de partidos que representarán a la ciudadanía en el Congreso no tendrá peso (o lo que es lo mismo, tendrá voz muda y voto inútil), lo peor es que dentro de 4 años volverá a pasar lo mismo y la derrota de algunos estará decidida de antemano. Sólo quedará saber si le cambiamos el collar al perro. Volverán a pedir el voto útil cuando, en realidad, lo que existe es el voto inútil, inhábil. Por eso, una vez más, grito, canto y pido:

1 ciudadano, 1 voto. 1 voto igual a otro.

* En Extremadura, sólo en Extremadura, unos 68 mil votos (lo que no han ido ni a PP ni a PSOE) no han tenido valor, no tienen representación institucional.
1 ciudadano, 1 voto. 1 voto igual a otro.

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