sábado, 10 de noviembre de 2012

El mundo al revés


Hace ya unas cuantas semanas escuché esta información que hoy rescato de expansión.com

http://www.expansion.com/2012/10/25/empresas/banca/1351184238.html?a=e3887e6667354d74390541b8f22a5a5d&t=1352548610

En 2010, cada español aportó de forma indirecta 1.846,67 euros para el saneamiento de las entidades financieras. O lo que es lo mismo, el Estado español destinó  87.145,47 millones de euros en ayudas a la banca. No sé ni leer la cifra. De verdad, me cuesta. No sé ni cuantos ceros van después de la coma. Aún así, hago un tímido esfuerzo para echar mis cuentas de la lechera. 

Si se aportan 87.145 millones de euros a rescatar la banca quiere decir que se podría haber dado un millón de euros a 87.145 familias en riesgo de exclusión ¿no? O mejor, cambio un 0 de lado (creo que eso lo podré hacer sin que las matemáticas me jueguen una mala pasada). Creo que no me equivoco si digo que se podrían haber destinado 100 mil euros a 871.450 familias en paro.

Llamadme loco (¡locoooo!), pero imaginaos que eso ocurre y que el Estado Español (con gobierno del PSOE por aquel entonces, no lo olvides) rescata a personas en lugar de rescatar a entidades bancarias,  esperanza a esas personas al borde del desahucio en lugar de ayudar a unas empresas privadas que, pese a recibir este dinero, ni han saneado sus cuentas ni han inyectado liquidez al sistema (esto lo sabemos ahora, aunque muchos ya lo aventuramos cuando se tomaron estas medidas -puedes volver a llamarme loco, hasta agorero. Si quieres puedes llamarme agorero-). 

Imaginemos que ocurre lo que digo, que las medidas se toman al revés. Es decir, en vez de dar (gratis y, a tenor de los ocurrido, sin exigencia ni condición)  el dinero a los bancos para que se lo alquilen a la ciudadanía y a las empresas a un precio muy elevado, desorbitado, se hace lo contrario. El dinero se inyecta, se le da de forma directa a la familia, se rescata al ciudadano, se firma un contrato social sin condiciones económicas, se le da el dinero al propietario y se le obliga a destinar esa cantidad al pago de su hipóteca, a su cancelación probablemente en el mismo caso. O se adquiere el inmueble por parte del estado y establece desde un criterio no económico el alquiler social que se demanda ahora, o se podría hasta establecer un préstamo ICO para familias en riesgo de exclusión, un crédito más liviano, asumible y flexible que el fijado por las entidades financieras, un préstamo con intereses meramente simbólicos, porque el interés real es otro, y eso sería lo interesante. 

Si se hubiera hecho esto, muchos de estos ciudadanos de a pie, muchas de estas familias "rescatadas" (intervenidas probablemente) hubieran saldado su deuda con el banco, hubieran acabado con su déficit. Y, como el banco, de igual manera, es el destinatario final de esos 87.145.47 millones de euros, recibiría la cantidad que el Estado estimaba que necesitaba.

Esta rocambolesca fórmula hubiera permitido a esas familias hoy desahuciadas mantener sus casas y su esperanza, minimizar las consecuencias de su crisis, del paro y de la inactividad y, de paso, hubiera permitido a los bancos, no sólo recibir el mismo dinero que ha recibido de forma directo, sino hasta evitar la necesidad de crear un banco malo en el que alojar su elevado stock inmobiliario. Jamás hubieran tenido stock inmobiliario ni los gastos que conllevan mantenerlo. Hubieran salido hasta ganando.

Ahora puedes pensar lo que quieras. Que es justo o no. Que por qué va a recibir una familia determinada tal ayuda y tú, que también lo mereces, que a lo mejor lo mereces más, que pasas similares apuros para destinar tus pocos beneficios a pagar a tu banco, que tú, que tienes esos problemas y más no puedes contar con ese dinero para pagar tu hipoteca sólo porque curras para liquidarla mes a mes. Puedes pensar que a lo mejor, en muchos casos, ese dinero hubiera sido insuficiente, un parche que no serviría para cancelar la hipoteca, que propiciaría la trampa, la estafa y la vagancia para que el estado pague por tus pecados. 

O puedes pensar que esto es un reparto más justo de las riquezas, del dinero público, que el que no paga su vivienda es porque no puede, no porque no quiere, que 5 millones de parados (un 25% de nuestra población activa) no es una casualidad, no se alcanza porque la gente no busca trabajo, no es fruto de la pereza ni de la falta de voluntad de encontrar un puesto laboral. Puedes pensar que te parece bien que el estado sea garante de derechos constitucionales como el de la vivienda o el trabajo, y establezca condiciones crediticias asumibles por toda la sociedad, porque te parece injusto que al que más problemas tiene para conseguir ingresos más trabas se le pongan para adquirir un bien de primera necesidad.

Puedes pensar que, para evitar a esos caraduras que se aprovechan del sistema, se pueden establecer controles, obligarles a firmar ese  contrato social (yo que sé, tareas de limpieza y desbroce en zonas de catástrofe, por decir algo que se me viene -no sé por qué- a la cabeza). También puedes pensar que caraduras ya hay mismos y no son esos a los que el sistema y nuestros gobiernos señalan continuamente. No son los que con 39 de fiebre tienen que ir a trabajar porque no se permiten enfermar por encima de sus posibilidades. Puedes pensar lo que te de la gana. 

Yo sólo aporto una forma diferente de ver el mundo y de invertir el mismo dinero que se ha gastado y que, eso si que es comprobable, no ha tenido ninguna consecuencia positiva ni para ti, que puedes pensar como quieras, ni para esas personas que hoy son desahuciadas, ni para las que siguen en paro, ni para las que han pasado a incrementar las listas del INEM, ni para los forman parte de un expediente de regulación de empleo, ni para los que han sufrido una bajada salarial, ni para los que nos quedamos sin una de nuestras mensualidades (esa que malnombran paga extra), ni para los que hoy cierran su negocio porque el consumo ha decaíado ante la falta de dinero, de pagas extras, de liquidez, ni para esos emprendedores que no pueden abrir su negocio porque el banco no les concede un crédito, pese a que ellos, en 2010, recibieron 87.145,47 millones de euros, precisamente, para ponerlos en circulación, para que fluyera el crédito, para que en la calle hubiera liquidez.

Y sólo añado un dato que hoy, prácticamente todos, conocéis. 530 personas son desahuciadas cada día en nuestro país. Es decir, este año, 193.450 familias han perdido su casa y su esperanza (manteniendo pese a esto su deuda). Fijando esta cifra como igual en los 3 últimos años (desde el 2010), son 580.350 los núcleos familiares que han sido despojados de un bien de primera necesidad. Aún habría casi 300 mil familias más con posibilidad de recibir esos 100 mil euros que nos permitiría la cantidad cedida por el Estado a la banca en 2010. Me pierdo ya si a ese dinero le sumamos la cuantía destinada en 2011 y en 2012. 

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