domingo, 11 de agosto de 2019

Mi luz y calor

Candela canta con rabia “No nos moverán”
y tararea “Verano Azul” correteando por la piscina. 
A veces me pide que suba el volumen cuando suena “Papá cuéntame otra vez” y que vuelva a poner “los trabubus”.
Y el Desván del Duende” (el primer disco, que tiene buen gusto).
Candela me abraza en su cama, recorre el pasillo a oscuras y se cuela en la nuestra
Y no sabe que a mí me gusta más que a ella dormir juntos
Candela no puede dormir por los nervios. 
Ha salido a su madre en eso.
Y en el arte. Candela hace sus propias coreografías. Se podría pasar el día cantando, bailando y escuchando música 
Pero también es vergonzosa y tímida, como yo, mala combinación.
Candela baila “El sapito”
Y se hace selfies y pone morritos 
Y caras raras.
Candela se mete en su habitación y, si va algún evento importante, se maquilla 
Y corre y salta y baila y juega
Y pone en una pequeña cuna a sus muñecos para que duerman junto a ella.
Tan grande. Tan pequeña. 
Candela está siempre deseando ver a su prima.
Y la abraza con fuerzas, como si doliera estar solo, cada que la vez, a ella o a sus amigas.
Candela es fiel y leal, dulce y sensible.
Es muy sentía (o empática, que se dice ahora).
Candela llora y se preocupa cuando cree que decepciona. Y regala risas que alargan la vida.
Candela ríe mis chistes, y con eso ya me conquista.
Candela es lista aunque despreocupada, es la mayor y mejor hermana
Y a veces pienso que soy injusto con ella.
Y que la faltan caricias y abrazos, y bromas y juegos y más horas en la cama hasta que se duerma. Ella se relaja ¡si supiera que es ella la que me da paz!

Candela quiere una búsqueda del tesoro para su cumpleaños ¡si supiera que lo lleva dentro!

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