viernes, 20 de julio de 2007

El 1, el 2, el 3

El 1, Javi, me transmitió el valor poético de los versos musicados de las canciones de Manolo García y "El último de la fila". El 2, Carlos, me regaló toda su fuerza, escondida en las cuerdas de la guitarra de Brian May, agarrada a la voz de Freddie Mercurie, traducida en los temas de Queen. El 3, Raúl, me prestó su adolescencia, sus sueños, en la música siempre vigente de Mecano.

El último día de la primera parte de mis vacaciones me topé con mi herencia cultural, me encontré con aquello externo a mi época vital pero que pude absorber gracias a las ansias de las persondas que me fueron prestando aquello que iban utilizando. Me puse sus ropas, cuando a ellos les quedaron pequeñas, me colgué sus canciones al tiempo que ellos memorizaban otras. Descubrí la fuerza del destino los domingos que ellos no se podían levantar, me colé en fiestas en las que ellos buscaban amantes con las que pasear por las playas de alfombras de baño de un Hawai cercano. Crecí por la cara, entre acordes distintos pero siempre con Mecano como música de fondo, como portada de una carpeta prohibida en el estante de una habitación compartida.

No será el mejor musical del mundo, ni la mejor obra teatral, pero es la de nuestra vida, la de la música con la que crecimos y que me prestaron. Un repaso inevitable y placentero a un tiempo pasado. Un viaje atrás, a un tiempo necesario.

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