jueves, 4 de septiembre de 2008

Next stop: Extremadura en Juego

Terminaron las vacaciones. Vuelta a la rutina, a nuevas rutinas. Vuelta a los proyectos, a nuevos proyectos, al domingo de fútbol, al marcador de La Bombomera, a las ilusiones del Cáceres, a entrevistas rápidas, a la fe en los ascensos. Vuelta al desayuno del viernes, aunque pocos desayunos, a la charla rápida, a la comida entre compañeros. Vuelta a casa, a mi casa, a nuestra casa.

Vuelta tras un agosto intenso, caluroso y vivo. Vivo desde el primer día, desde un 1 de agosto con concierto y duende. Y un día 2 en el que se juntan amigos, en el que compartes cañas con lo importante de aquí y allí, en el que ves a la gente que quieres y disfrutas cada segundo, desde el primer aperitivo hasta la última copa que se ahoga en una botella de agua que evita resacas.

El agua revitaliza. La segunda parada, en Valdastillas, te renueva, se lleva por delante a modo de piscina natural el cansancio de un fin de semana repleto de emociones, que te deja alguna sorpresa guardada en el pregón de un placentino con corazón de segedano, o un segedano con parte de su corazón bañado por el Jerte. Al fin y al cabo, un recorrido por un Martes Mayor que prende las calles de color, de mercaderes y de ambiente, de fiesta y de pinchos, de corazones contentos y miradas alegres que buscan en el calor de la tarde el respiro que da la sombra de un vestido corto.

Miércoles que separa la semana y las vacaciones. Tercera parada: Torremolinos. Playa, recuerdos de un vídeo, olas que mantienen un compromiso, familia que te compromete y una niña que te enamora. Aún no sé ni entiendo por qué ni cómo. Una sonrisa, una mirada, un mano que te agarra el corazón, te lo estripa y te hace echar de menos un gesto, egoísta, de súplica para mantener tu atención.

Sin Carlota, Málaga se convertió en el siguiente destino. Feria inolvidable, como siempre, por esos detalles. Por la gente amable que te encuentras en el camino y que te devuelve en forma de fotografías los recuerdos de la primera noche. En medio, un Bisbal apático, un taxi que no llega y una carrera hasta un italiano. Mañana te llamo y quedamos, Antonio. Y sin quedar te encuentras, en medio de sonido de ambulancias y policías que van a la playa. 2 estruendos, un susto más y tarde de charlas entre compañeros, primos y familia. La celebración de 39 años juntos no se trunca pese a que unos idiotas se empeñen en alterar nuestras vidas.

La quinta estación nos sorprendió a todos. Un auditorio repleto, una cantante encantadora y una voz que eriza la piel. La música acompaña, el ritmo no para y el desgarro termina en un concierto menor en el que una garganta te contagia sus emociones.

Y para terminar, más momentos familiares, primeros instantes de intimidad, su mirada otra vez pidiendo el ranchito, la emoción del baloncesto, la felicidad por una plata que brillaba como el oro, un regreso con la radio puesta, para volver a una nueva realidad. Mientras te ubicas, cortinas, mesas, vídeos repescados y pequeños detalles te dan la bienvenida a tu nueva vida.

Nex Stop: Extremadura en Juego.

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