miércoles, 7 de enero de 2009

Despropósitos de año nuevo

Patricia retira del árbol los restos de una Navidad feliz, no por ser Navidad, sino por el destello de luz que dejan los ojos de Javi y Noelia, por el nerviosismo de la sonrisa de mi madre, por la emoción no contenida que expresa mi padre en cada gesto ya de abuelo. El perchero no es sino la silueta brillante de un árbol que ha despojado sus ropas para abrigar las nuestras, el teléfono estará pendiente siempre de esa llamada de cariño o deseosa de un consejo que desechar.

Noelia y Javi despide las fiestas y dan la bienvenida a uno más a la familia, cierran una ventana que el año que viene tendrá un calcetín más, una ilusión más, una carcajada de niño que rompa la paz y nos llene de alegría. Una borrasca de fantasía que, poco a poco, se disipará y se convertirá en una realidad que ya crece.

Carlos se aleja hasta África para acercarse a su presente. Se acerca a la arena para llenar relojes que, poco a poco, vacíen su tiempo en la impaciencia de fechas señaladas. Lágrimas que inundan un mar de sensaciones, que se anticipan a un discurso, al primer momento de coger a su sobrino, su primer sobrino.

Mamen inaugura blog, repite promesas, quizá también propósitos. Abre los brazos a un año nuevo que debe darle las caricias y alegrías merecidas. Ve en su calendario sábados de despedidas y días de bienvenidas, tardes de primavera y noches de verano, soles color melocotón que abrazar y caras sonrojadas por descubrir.

José padece por el dolor. Días de alegrías, fechas familiares, promesas por hacer, sentimientos por mostrar, deseos de paz y violencia desatada. En pocos párrafos describe la dureza. En una franja de tiempo destripa la realidad de un mundo que, por momentos, parece inmejorable. Horrores a la vista de todos a los que nadie mira. Dolor que oscurece un año más de grandes palabras, de grandes momentos, de abrazos que faltaron y pensamientos que se quedaron en eso: pensamientos, añoranzas y ojalás.

7 días (6 y 20 horas) han pasado ya del año nuevo y, de momento, no tengo propósitos ni despropósitos por cumplir.

No fumo, bebo moderadamente, no ando con mujeres (ni hombres) malas y mi compromiso de boda es anterior al año nuevo. El único propósito será ser menos malo, o ser mejor persona, ser más comprensivo, menos impaciente, más tolerante, menos "enfadable", más atento con las personas que están cerca, menos desastre, más cariñoso, menos pasional en los debate, entender más, hablar menos, escuchar más... Ser, al fin y al cabo y, si se puede, ser feliz. Motivos hay.

El año promete, algo que (sinceramente) da miedo y vértigo: boda sacramental, boda civil, nacimiento. Estos son los 3 grandes acontecimientos fijados. Además, oposición. Que todo salga bien para esas personas que quiero y que este año darán un paso importantísimo en sus vidas.

1 comentario:

Juan Carlos dijo...

Preciosos propósitos hermanoy preciosa lectura de la situación de cada uno.

Yo, igual que no he hecho resumen del 2008, no haré propósitos para el 2009, aunque hay uno que ya le hice en confidencia a Patricia el pasado día de Reyes para el día de vuestra boda, y es.... pregúntale a ella.