miércoles, 11 de agosto de 2010

Numeritos

Son las 14.53 de un 11-8-10 aburrido y caluroso. Acabo de entrar en el blog de José (me gusta leer a José, pero hacerlo un día libre de agosto es mala señal) y ya me dan vuelta los números en la cabeza, de hecho me pregunto si significa algo ser su lector 174.389.

Iba a contestarle a su entrada, la 28 (anda, los años que tengo) de este año, pero como sería el comentario 17 (número primo) y más que un primo lo veo como un hermano, prefiero hacer una entrada (la 36 del año, la segunda del mes. Me preocupa que yo, con 289 seguidores menos que él haya escrito 8 veces más este año).

Coincido con José en que me gustan los números capicúas, algunas matrículas concretas-o las grandes cifras redondas en los cuentakilómetros- pero he de defender al 3 y al 8 (Piqué y Xavi con España), esos números rosas y amarillos que no le gustan pero que son el favorito de Patricia (Piqué) y el mío (Xavi). De hecho, siempre quise jugar con el 8. El 8 era el de Míchel, el de Stoichkov, el del gran Valery Karpin del Celta, el de José Calderón. Pocas veces llevé el 8, el 6 me perseguía más rápido de lo que subía la banda derecha. Luego, en fútbol sala, el 4 se acomodó en mi espalda. Le tego cariño al 4, detesto el 6 y me gustan los números primos como el 17 o el 19. Me gusta el 2008, ese fue mi año: me saqué la plaza en Canal Extremadura Radio el 17 de enero, le pedí matrimonio a Patricia, me dijo que sí el 15 de abril. El 29 de mayo nos compramos el piso en el que vivimos, de 113 metros cuadrados. Entramos a vivir el 17 de julio. 3 días después, retransmití un España - Rusia de baloncesto en el Multiusos de Cáceres.

No veo colores en los número, pero sí escucho música. La canción 8 de cada disco me suele gustar, de hecho, espero ansioso a la canción 8 de cada disco (Minneapolis y Vivo del Aire en el Desván del Duende) y si no me gustan, me decepciones y si me encantan (Mis condiciones pajareras, de Los Delinquüentes) digo: "ves, la 8", aunque después la olvide. La primera canción que mordió mi instinto revolucionario y abrió mi mente política fue 1,2,3,4 de Javier Álvarez. La primera que escuché de Ismael Serrano con cierta atención fue "Tierna y dulce historia de amor", la 8 de su segundo disco. Algunos dicen que el mejor, yo no lo creo. Es más, si cuentas los discos editados (incluyendo El viaje de Rosetta, recopilación por sus 10 años de música), mi favorito es el octavo (Sueños de un hombre despierto). El siguiente disco que más me gusta, La Traición de Wendy, tiene en su canción 8, Prende la Luz, mi canción favorita. Aunque si tengo que elegir, siempre me quedaré con Pequeña Criatura, la número 13 (otro número primo) ¡Ah! Y si veo un 2 recuerdo esa canción del día "Locos, locos por el 2, locos por el 2".

El otro día estuvimos buscando fotos para hacer el vídeo de mi boda (12 meses y 15 días después por fin empezamos) y me dí cuenta de que las fotos que más abundan son las del 2005, año en el que conocí a José, en el que se casó Javi, en el que nació la Linterna Mágica, con la que hicimos 13 programas entre 3 amigos locos que aún soñamos con Cien mil películas como Habana Blues. He visto 3 veces la película, y me quedan otras cuantas veces por revisarla y, probablemente, echar una o dos lágrimas.

Los números me atrapan, aunque soy de letras pero, precisamente, dejé las matemáticas cuando los números cambiaron y se convirtieron en "x", "y" o "z". Buff, que lío, compañero. Salvo casos extraños, me acuerdo de todas las fechas, el problema es que no sé bien el día en el que vivo. Hoy es 11, ¿verdad? Como digo, suelo recordar las fechas, aunque hay algunas que las confundo. La de José me baila, de forma rara, como él se mueve. La fecha se difumina entre el 6 y el 7 de junio. Es el 7, ¿verdad? A quíen se le ocurre nacer en plenas ferias de Plasencia, aunque eso sirve para no olvidarme del cumpleaños de mi primo rubén. Con mi cuñada Raquel me pasa lo mismo (¿era el 21 o el 24 de marzo o quizá ninguna de esas 2?) y con Mario me ha costado acordarme que siempre nos bañábamos en su piscina el 24 de julio, y no un día antes.

Aún recuerdo la cifra exacta que les tocó a mis padres en la lotería primitiva en el 98: 5.123.938 pesetas por tener 5 y el complementario. Eso sí, no recuerdo bien ni las fechas (probablemente un 30 de mayo o así) ni qué números fueron, aunque sí me acuerdo que fue con la columna de las fechas de los cumpleaños: 9, 14,15,16,25 y 45. Creo recordar que el mío fue el complementario, pero no apostaría ni 1 duro por ello.

Tengo tal memoria para las cifras que suelo equivocarme poco a la hora de decir qué día ocurrió algo. La forma, asociándola a días importantes o señalados, a momentos determinados que, a veces sin saber por qué, se han quedado grabados en la memoria. Tal es así que, haciendo un pequeño esfuezo, podría recordar la fecha en la que hemos ido a las 3 casas rurales de invierno durante 5 años distintos. Solemos ir 12 personas a la casa rural, aunque el número varía, siempre oscila hacia arriba y habremos ido más de 23 personas distintas (incluidos niños) y 2 perros.

Recuerdo las matrículas de mis 3 coches: 1967, 1271 y 1462, aunque con los coches de los demás me fijo más en las letras y en las formas de los números que en el número exacto (sé que el de Rosi, antes de Mamen) tenía números redondeados (9 y 8).

No tengo ni idea de qué números tenía en el colegio o instituto. Siempre estaba en mitad de la lista y bailaban por ser Herrero, siempre detrás de unos cuantos Hernández, como Mario. Jamás he sido el número 1 en nada, tampoco lo pretendo, he sacado pocos dieces en mi vida (en la universidad, en Historia de los movimientos sociales). Eso sí, una vez -en 5º- tuve un 10.75 (valoraba sobre 11 el examen).

Las cifras, los números, cómo aparecen, cómo bailan en nuestra mente. Todo es interesante. Confiamos nuestra jubilación temprana, antes de 65 y se puede ser antes de los 40, a números determinados para jugar al bingo (en mis cartones siempre tienen que estar el 8 y/o el 25, 25 de febrero, 25 de diciembre y, por su puesto, 25 de julio), hacer la primitiva, la Euromillonaria o echar la Lotería del Gordo. La vida son números (¿habéis visto esa serie de La Sexta, Numbers?). Calzo un 42, aunque depende del modelo puedo llevar un 43. Mis pantalones oscilan. Siempre usé una 38, que según engordé se convirtió en la 40 pero que, con el nuevo tallaje, en casi todas las tiendas ha pasado a ser una 30, aunque en realidad ahora uso una 29 que, dependiendo de la marca puede ser una 28, es decir, lo que antes era mi 38 habitual. Esa uso antes del verano. Ahora, sólo quepo (y gracias) en una 29 y nunca, o casi nunca, miro el largo, que debe estar en un 32 para mí. Estos números no me gustan, el mío en este sentido es el 25 y me gustan las ofertas de 2x1 o 3x2 aunque ahora se lleva eso del segundo al 50%.

Son las 15.29 (ahora, las 16-06), estoy tardando 36 minutos (madre, más de una hora) en actualizar esta entrada que, involuntariamente, tendrá 11 párrafos (¿será el 8 mi favorito, será el cuarto, Jose?). Llevo tantos párrafos como años con Patricia, tantos como días llevamos de este caluroso mes de agosto en el que no bajamos de los 36 grados. Los números tienen algo, hasta el infinito que es un 8 tumbado. Todo lo que nos rodea va asociado a un número y, cuánto más grande, mejor ¿o tú no te alegras sí crece el número de comentarios? Bueno, lo dejo, que ya me duele la cabeza con tantos numeritos.

4 comentarios:

MandarinaAlizarina dijo...

Qué pasada la naturalidad con la que escribes.

Me encanta pasarme por aquí de vez en cuando, y ponerme al día..

Saludos.

(La mía es la 8 del disco Azul, de Elefantes)

Iván H. Bermejo dijo...

Gracias, bienvenida.

Anónimo dijo...

1 de marzo: alguien por primera vez me dedica unas lineas para desearme buena suerte.
5 de marzo: últimos cafés, abrazos y charlas con una persona maravillosa. Yo tampoco olvido una fecha cuando va ligada a tan bonitos recuerdos. Gracias.

Iván H. Bermejo dijo...

Hombre, digo yo que habrá más cafés. Los abrazos siguen esperando a este lado del ordenador y charlas seguro que quedan muchas por delante. Un beso y gracias por asomarte.