martes, 6 de septiembre de 2016

El abrazo, al otro lado de la valla.

La tele puesta. Suena de findo mientras hago las camas. Hablan de la situación política actual, de la falta de gobierno. Se repite a diario el mismo discurso y ya casi no presto atención. Despide entonces a Inés Arrimadas y una frase me hace levantar la cabeza. No lo entrecomillo porque no es literal, pero me quedo con la esencia.
- Nos hemos quedado sin tiempo para hablar de las declaraciones de Manuela Carmena, que aplaude a los inmigrantes que saltan la valla de Melilla. ¿Qué quiere, que abramos las fronteras? El PSOE debería plantearse el apoyo a este gobierno (no voy a entrar a valorar la intencionalidad política -se valora sola- de esta afirmación en el momento actual).
A las palabras de AR les siguen aseveraciones de la mesa del tipo "el estado del bienestar es limitado" (Inda dixit) u opiniones más ¿Benévolas? como "esto lo puede pensar la tía Benita la del pueblo con buena voluntad pero no lo puede decir un político". No sé por qué un político no puede decir lo que piensa, ni por qué un político no puede pensar así, desde el malintencionadamente llamado "buenismo". No sé por qué la tía Benita la del pueblo no puede, en su buena intención personal, tener una buena intención política. Ni cuando dejó de ser igual la tía Benita la del pueblo a las personas que la representan en su ayuntamiento, comunidad o gobierno central.

Tampoco sé cuando ha cambiado la opinión de esa mesa. Es curioso, hace dos meses, cuando Gran Bretaña apoyó la salida de la Unión Europea, hablaban alarmados del teiunfo del mensaje del miedo y del odio, del mensaje contra los inmigrantes y los refugiados, del temor a levantar fronteras.
Si Gran Bretaña limita el tránsito de personas ¿Quiénes son los equivocados, quiénes son los bárbaros, ellos o los que quieran entrar?
No hace mucho condenaban las intenciones de Donald Trump, su discurso xenófobo. ¿Quiénes son los equivocados, quiénes son los bárbaros, ellos o los que quieran entrar?
¿Y aquí? ¿Es diferente sólo por unas fronteras ya levantadas?

Yo aplaudo a quien no renuncia a una vida mejor, a quien no tiene otra solución que arriesgar lo único que le queda (la vida) para huir de la guerra, la desigualdad y la pobreza. Yo aplaudo a quien cruza los mares y sube las vallas, y apuesto por políticas que encuentren otra manera de cruzar nuestras fronteras.

Yo lo que detesto y rechazo son las fronteras, las que separan a las personas en un ¿Libre mercado? Yo rechazo los muros, las vallas y las concertinas, ya sea en Idomeni o en Melilla; para separar México o Palestina.

Yo aplaudo a quien no ponga límites al estado del bienestar, a quien no distinga los derechos según el lugar de nacimiento, según una línea que nosotros mismos hemos trazado, a quien quiera ayudar a globalizar el bienestar y no la desigualdad.

Y me aterra quienes siguen abriendo frentes, quienes siguen culpabilizando a las víctimas, quienes se apropian de los derechos humanos y de una porción de tierra y quienes cada día educan con sus mensajes en la diferencia como terror en lugar de oportunidad de convivencia.



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