viernes, 17 de febrero de 2017

Periodismo transformador

Sólo se habla de fútbol. Principalmente hablamos de fútbol. De fútbol masculino.
En las teles, en las radios, en las portadas de los periódicos... Fútbol, fútbol y fútbol. Masculino, por supuesto. La gesta debe ser grandiosa para que otro deporte ocupe una presencia principal.
"La gente quiere fútbol", "Es lo que vende" nos autoconvencemos para continuar con nuestra rutina de hablar de fútbol (masculino, claro). "Damos lo que gusta a la mayoría", como si fueramos un supermercado que lo único que debe hacer es pasar el producto elegido por el escaner.
¿Dónde está nuestra labor de selección? ¿Dónde queda el trabajo de desgranar qué es lo importante? ¿Dónde quedó nuestra función de formación?

Informar, formar y entretener.

¿Debemos dar a la audiencia lo que pide? Sí, pero también debemos educar a esa audiencia. Y la cultura deportiva en este país y la labor del periodismo deportivo en los últimos años han sido nefastas. Hemos actuado al margen de la profesión. Nos hemos convencido de que la audiencia marca nuestro criterio, nuestra agenda setting, cuando sabemos que es al revés: somos los medios (con todas las presiones e intereses que orbitan a su alrededor) quienes marcamos los temas de conversación. Ejemplos, mil.
Sólo hablamos de fútbol. De fútbol masculino, evidentemente. Lo demás, ¿no importa? No, somos los medios los que restamos importancia a esos eventos.
"La audiencia baja cuando en el informativo hablamos de otros deportes, de otros equipos que no sean Madrid y Barça" ¿Y? ¿Acaso un médico debería recetar más medicamentos e incluso alguna droga para aumentar su clientela? ¿Por qué en el periodismo hemos dejado de lado nuestro criterio en la selección de temas para abrazarnos a una audiencia -de cuestionable mayoría si vemos algunos datos como los de programas como Estudio Estadio, Real Madrid Tv o Gol Tv, por ejemplo- adicta a un tipo de información?

"Ahí están las audiencias, no interesa" decimos, esperando que el interés de un producto que hemos escondido y emitido casi por compromiso triunfe; somos como ese padre o esa madre que tras años sin hablar ni poner límites a su hijo/hija pretende que su comportamiento sea excelente. O peor, justifica su desidia anterior en el comportamiento del adolescente "era un caso perdido".
Así actumos. Años y años de espalda a otros deportes para justificar nuestro ostracismo en los resultados. La consecuencia se vuelve causa y la causa, consecuencia. Otro mal del periodismo actual: nos olvidamos del contexto. Absolutizar resultados relativos para justificar nuestra mala praxis. Hagan las cuentas así, valoren la audiencia final de las competiciones que se emiten en virtud a los minutos que se les ha dedicado previamente en informativos y otros espacios. El pasado fin de semana me sorprendió como la única referencia a la Copa de la Reina de baloncesto en TVE fueran unas colas al final del informativo el día de la final ¿Cómo va a traducirse eso en una alta audiencia si al público generalista se le transmite la percepción de que eso es lo menos importante del día? Menos, mucho menos, que la NBA; menos, mucho menos, que una jornada más de la ACB. Hagan la regla de tres: minutos de televisión, audiencia final ¿Cuál es más rentable?

Creo en un periodismo que sea transmisor de la información, que muestre la realidad tal y cómo es pero que a la vez ayude a transformarla, a mejorarla. Para eso necesitamos un periodismo ético y responsable, honesto y plural. Un periodismo libre, libre de ataduras política y de injerencias económicas. "Sólo interesa el fútbol" o "Es lo que más demanda la gente". Curioso, el fútbol es el principal nicho de mercado de algunas de las fortunas de este país. Curioso, esas mismas personas están también relacionadas con los medios audiovisuales. No es extraño que deportes como el fútbol y el baloncesto femenino ansíen una sección en sus ligas del Real Madrid. No es el fútbol lo que interesa, es el Real Madrid. Sigan la ecuación...

Creo en un periodismo transformador, que mejore nuestra sociedad, que trate de forma equitativa a todos los deportes y deportistas, hombres o mujeres, y que eduque a la audiencia mostrando lo interesante y no lo que nos interesa, valorando por igual los éxitos equivalentes en distintos deportes, que dé la misma trascendencia a una competencia europea masculina que femenina.

No creo en un periodismo que habla 20 segundos del Madrid en Euroliga pero que jamás tiene un segundo para el Perfumerías Avenida. No creo en un periodismo que dedica horas a la Liga de Campeones masculina y que no tiene espacio para la misma competición femenina; no creo en un periodismo que alaba a una generación dorada y maravillosa de jugadores de baloncesto pero que ha condenado al olvido a una generación gloriosa de jugadoras de balonmano, de baloncesto, de waterpolo.

¿Es una utopía? Creo en un periodismo que hable de muchos deportes. Y, después, que la audiencia elija. Pero se tarda, es una tarea ardua, de resultados lentos, de inversión. De educación. Y ahí la contradicción ¿Cómo educar ante un aula vacía? ¿Debe ser un cambio drástico o una estrategia evolutiva? ¿Cómo lidiar ante los caprichos del mercado en una profesión especialmente maltratada por la crisis? ¿Cómo apostar por productos a largo plazo en un mercado de resultados inmediatos, de periodistas malpagados y siempre amenazados por la soga del despido? Debemos ser los medios públicos quienes lideremos esa tarea. Los frutos llegarán porque el interés existe, quizá sin alcanzar las grandes cifras del fútbol (la final del Mundial, una final de Champions, un Madrid - Barcelona) pero suficiente como para ser rentable ¿O acaso no es verdad que todos los deportes tienen buenos índices de audiencia -mejor que cualquier partido de primera de los que se emiten en abierto- en los JJOO? ¿Será porque hemos constituido un discurso de que eso interesa?
Igual, también deberíamos ser conscientes de la escasa importancia mediática que le damos a los JJPP (ni que decir a otros eventos paralimpicos) y la enorme y vergonzante condescendencia con la que hablamos de sus éxitos.

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