jueves, 3 de enero de 2008

Mirar atrás

3 de enero, 22.33hs, esperando que termine el Zaragoza-Pontevedra para cerrar el boletín deportivo y con el tiempo justo para girar el cuello y mirar a un 2007 que, como el día, ha quedado cubierto por una espesa niebla que me impide ver con claridad lo ocurrido.



Uno no sabe si estar triste o contento, si lo que ha pasado es bueno o mano. En datos objetivos, yo creo que gana lo positivo. Pero, a veces, las sensaciones se contraponen a la realidad y uno no valora con la suficiente equidad todo lo acontecido. Entre otras cosas porque quizá sea pronto para saber si estar aquí es bueno o malo, y más si hay veces que te preguntas si es lo que quieres, aunque en ocasiones las respuestas lleguen solas en forma de "acontecimientos especiales".



Lo cierto es que el 2007 empezó con la incertidumbre de si podría hacerme un hueco en la radio y termina con la duda de sí ese hueco será para siempre y aprobaré una plaza que ya tiene fecha, aunque no forma.



Eso en lo laboral, que no es lo importante, pero que te da la tranquilidad de pagarte las cosas que necesitas (una casa, por ejemplo). Además, es el lugar donde ocupas casi un tercio de tu vida, así que significativo será mi paso por Canal Extremadura Radio para mí en el 2007. Entre otras cosas, porque aquí he encontrado a grandes personas y, por lo que yo creo, grandes amigos con los que espero seguir trabajando (si puede ser un poquito menos, jeje).



Eso sí, venir aquí ha significado dejar Plasencia, por mucho que me costara y por mucho que el coche me haya mantenido en equilibrio durante buena parte del tiempo. Dormir allí, trabajar aquí y no vivir en ninguna parte, sensación que a día de hoy sigo teniendo porque no me acostumbro, y más si trabajo a estas horas, y más si los fines de semana se alargan.



Pero ha habido tiempo para todo: para fiestas, conciertos, discos del Desván, Ferias (de Plasencia y Málaga), Martes Mayor, bodas, bautizos (¡Carlotita!) y despedidas (corta, una despedida de hola y adiós, con tarta incluida).



Ha habido tiempo para oposiciones (de Patricia), nuevos disgustos y nuevos proyectos, de mirar adelante, de salir a correr por miedo a lo que viene detrás y de quedarte quieto, pasmado, ante una realidad que todavía asusta como es el de saber que debes ser el referente informativo de la región en materia de deporte (pecaré de orgulloso, pero esto es el ente regional) y que no puedes defraudar, y que la decepción puede tirarte encima el tejado y que los pilares se resienten entre el frío y el sol que se adivina para el 16 y 17 de enero.



Como ves, todo es algo raro. No tengo una idea muy clara del 2007, los recuerdos se alborotan y me resulta complejo dividir por fechas como hizo Patricia.



Entre otras cosas porque no sé que destacar de Enero, salvo la música en los tiestos y macetas de Cáceres y el fin a mi tiempo por Localia. Fue un buen tiempo que dejaron programas para mi recuerdo



Luego llegó Febrero, con el río regando de risas un viejo molino que tenía fantasmas y camaleones, que allí se quedaron aunque les invitamos en numerosas ocasiones a volver. Llegó el nuevo trabajo, un regalo de San Valentín que me permite ser autónomo (ja-ja-ja) y un cumpleaños con tarta en casa y goles en el campo.



Apareció Marzo, con Patricia en la distancia, con cuentakilómetros sin números para repasar tu lejanía, con poco para el recuerdo. Todo empezaba con una sonrisa entre los labios: las primeras experiencias, los primeros minutos 30, los sábados de Chino y Carrefour...



Abril llegó con lluvia en los cristales y bolas de colores que ver en fotografía. Moratones que cuidar y no que sufrir, con una Semana Santa de sábanas pegadas y la alegría del reencuentro con un viejo amigo que se fue en Mayo, cuando el calor y las flores entraron en su casa y con ellas, la alergia al aburrimiento, a hacer lo mismo. Se despidió poco antes de que las elecciones nos dieran la Vara.



Y luego Junio. Joder con Junio. Patricia de exámenes, yo por Mieres, Raúl que se casa (ya hubo post para aquello), Carlota que nace y entre tanto, una cañita por Ferias, una copa por tu boda y un mes que vuela... VACACIONES...

... que no descanso. Tú con Teo, yo con Calderón. Tú de compras, yo que me cuelo en tu fiesta y así, el día de la vuelta al trabajo, pues no me puedo levantar. Y cuando despiertas, ha nacido un disco ¡Y que disco! José que me lo regala, yo con las Manos Abiertas y con el oído atento. No defrauda y lo escucho en el coche, yendo De orilla a orilla (reivindicación, jeje). En medio, el Tour, algún encontranazo, información al detalle y tiempo para sentirte agusto.

La resaca del Desván, un fin de semana largo que te da libre el Martes Mayor te llevan hasta Agosto... Calor en Alaska, cañas con los amigos, un cumpleaños con piscina y un nicaragüense riendo en un Arroyo romano. ¡Qué raro suena todo! Vuelven a llegar vacaciones, paréntisis antes del inicio de temporada. Málaga, su feria, su Cartojal, unos de Toledo a los que al final no les mandé las fotos música: por fin un concierto entero de Delinqüentes.

Septiembre nos mojó la cabeza con el bautizo de una ahijada que te deja la boca abierta, aunque todavía no sepas muy bien por qué. Además, Contador, Barcarrota, Calderón y Villanueva, una plata en un Eurobasket que se ve en la distancia, una llamada durante la comida y unas llaves para vivir en Mérida. Esto va a ser difícil

Y lo fue. Trasnochar, madrugar. Cambios de horas. Tú estás, yo no te veo. Un sofá que compartir por turnos. Muy difícil... pero el tiempo pasa y tomas una decisión.

Quiero esa casa, pero Noviembre deja una nueva revolución y esperas. Esperas a que todo sea normal, a que llegue la rutina. Un examen, muchos gritos, alguna lágrima y decepción y un cumpleaños. Por fin vuelvo a tomar una caña con mi gente y con la sensación de que esta espera se hace demasiado larga.

Y eso que Diciembre ha pasado como un rayo. Madrid no cambia de un año para otro por el puente, yo no cambio eso por nada, y menos si una niña llorosa me coge con fuerzas mi dubitativo índice. El trabajo arrastra lo demás. Un Master, un viaje a Badajoz con gente que te das cuenta que quieres, muchas noticias, la extremeña y Guillermo, cenas a contrarreloj, comidas a tiempo, amigos que -este año- han sido más invisibles que nunca, un último fin de semana para disfrutar y una nochevieja de cocina, uvas en familia y copa de familia y una fiesta inolvidable.

Buen broche para un año de acelerones, complicado y en el que seguro me olvido algo. Tiempo de conocer gente, tanto aquí en Plasencia como en Mérida. Tiempo de disfrutar y de joderte, de echar de menos, echar mucho de menos. Muchas añoranzas que esperon sean menos este año porque yo esté aquí o porque tú me vienes a ver. Un beso y feliz año 2008, aunque sea con retraso.

3 comentarios:

Patricia dijo...

Solo tú sabes hacerlo, solo tú hablas desde las entrañas y desde el corazón. Cómo te entiendo, cómo te quiero.

Juan Carlos dijo...

Hermano. Ha sido un año duro y dificil para todos.Con grandes contrastes entre la felicidad de algunos momentos y la incertidumbre de otros. Pero lo has sacado con nota. Mucha suerte para esos días 16 y 17 de enero que, estoy seguro, culminarán los merecidos éxitos de un año en el que has luchado, has crecido y has demostrado lo que vales y de lo que eres capaz.

Anónimo dijo...

Entonces para la semana del 21 al 25 de enero inauguraremos la avenida, digo, la calle, digo, la plaza, coño!

va a ser tuya, va a llevar tu nombre.

Y lo celebraremos en esa casa rural, enla que me colaré como en las fiestas de mecano.

Besos y a por ellos ¡oe!