viernes, 24 de junio de 2011

A ti, amor.
Alumbrame este mundo, repleto de tinieblas y temores
De hipócritas y traiciones
Trae luz a esta oscuridad, agua a este desierto.
Ayúdame así a despertar, a sonreir, a luchar
a volver a luchar.

A ti, Candela
Déjame ver tu piel, tan blanca como mi cara de pánico
tan bronceada como la sombra de tu mamá
Hazme olvidar este verano inmenso, intenso
Traeme primaveras, devuélveme el invierno
Riégame con hojas, seca mi veneno.

Dame esperanza. Mírame a los ojos y hazme olvidar mis miedos
Déjame escuchar tu risa, respira sobre mi pecho, dame aliento.
Permíteme imaginar tu mundo, uno nuevo.
Con versos, con músicas, con besos.
Sin púlpitos, ni estrados, sin sermones
Que el rugir de las guitarras tape este estruendo
Que la única guerra sea por verte bailar,
por soñar tu silueta en medio del recreo
Quiero verte jugar, aprender mientras lo veo
Quiero peinarte y enredar en tus rizos mis dedos
mientras tu madre se ríe.
Quiero poner a prueba mi torpeza, mis nervios.
No dormir por las noches, no conciliar mi sueños, sino conciliarlos
y ver cumplidos tantos sueños
Quiero olvidar este maldito deseo, la mentira, la diplomacia
la sed y el ansia por ser el primero
Quiero tenerte cerca, olerte, mirarte y no hacer nada más
que sonreir entre bostezos.

No llegues tarde, Candela, que empiezo a preocuparme

1 comentario:

Jorge Solana dijo...

Amigo Iván, como dije a tu esposa, no olvides guardar estos textos en lugar seguro, el día de mañana Candela estará muy orgullosa de sus papis.
Un abrazo fuerte