lunes, 5 de julio de 2010

Armamos la Mundial

Ya han pasado cuatro días desde esta instantánea. El momento que refleja la felicidad de los millones de españoles que celebramos la victoria de nuestra selección, el triunfo del fútbol sobre la patada, de la paciencia sobre la carrera, del toque sobre el golpe. El domingo 11 de julio fue un día feliz. El fútbol, ese deporte mayoritario en nuestro país, denostado, en ocasiones por envidias, asociado a la incultura o a la brutalidad, sacó a la calle la alegría desbordada de personas iguales. La sonrisa invadió las aceras, el rojo sacó los colores de los políticos y la ciudad respiró realidad, respiró un mundo nuevo, distinto al que nos hacen creer que existe. Ese de las divisiones, de los mundos enfrentados, de los dos países, de los colores desteñidos, de la furia entre trincheras inexistentes. Todo eso no existe. Sólo hay pasión, sólo hay voluntad de celebrar, de vivir mientras nos dejen, de invertir un 5% (de media) , en vida, en nosotros, en ti.

España nos hace creer, ver una España nueva, diferente. Ventanas abiertas al gol. Agua para nuestras ropas, manantiales en nuestras gargantas, lágrimas de ilusión que sólo saca el fútbol, gritos de furia, furia contenida en un gesto paralizado que observa ante una pantalla gigante la ilusión arrebatada años atrás y que hoy, la historia, se encarga de regalarnos.

El fútbol es fútbol y la pasión es vida. Que no nos roben ninguna de las dos circunstancias. Que no encumbren astros irreales, que los ilusionistas de fotografía, pelo engominado y abdominal no ensombrezcan el rostro pálido del juego verdadero, que el dinero no ensucie el verde en el que nos movemos, no embarre el balón. Que la bola ruede por el piso y, si no hay espacios, si no hay esperanzas, los inventamos. Creamos en la verdad. El mundial de Sudáfrica nos ha recordado cómo se debe vivir.

Disfrutemos y no nos dejemos engañar por problemas creados, que nos guíen las soluciones. Déjennos celebrarlo eternamente. Disfrutemos del fútbol y no que no nos engañe la FIFA o el FIFA. Los astros son los que crean Balones de Oro, no los que los compran. El fútbol venció a los que comercian con él, a los que mercadean el arte de tocar y tocar. Lección soberbia de un país, de una generación que representa a una juventud ávida de sueños, cansada de que nos los tapen, nos los oculten o nos los quieran taponar.

Iniesta nos hizo gritar al unísono, nos permitió llorar de alegría, mandó abrazarnos a amigos, mujeres, familiares o desconocidos. Iniesta, ese joven páliducho, delgadito, sin abdominales, medio calvo y callado, mandó callar a las portadas, copó el protagonismo, tiñó de blanco la esperanza y brilló como la copa que su zapatazo alcanzó tras 116 minutos de tensión.

116 minutos de sufrimiento, uñas mordidas, gritos al aire, desdén hacia un arbitraje permisivo y aplausos a 625 líneas que se dirigían a una misma meta. Sufrimos en cada carrera de Puyol, sobre todo en aquella que le venció Robben. Suspiramos en cada parada de Casillas, sobre todo en aquella en la que el pie frenó a la amarga naranja. Lloramos en cada patada, sobre todo en aquella al pecho de Xabi Alonso. Bailamos cada nota musical de Xavi Hernández, sobre todo cuando no había pista y él frenaba, pisaba, daba media vuelta, inventaba un nuevo paso y encontraba un nuevo pase. Si no se puede, gira. Si no lo encuentras, para. Si no hay futuro, aprende del pasado. Si no hay delanteros, estará Iniesta. Ellos se asocian. Aunque los tulipanes escondan fusiles en sus botas, ellos creerán y crearán. Y si algún día pierden, estará Busquest, o Piqué, para que el fútbol gane, para que la melodía del 8 suene en el mundo entero, desde Cáceres hasta Buenos Aires, de Mérida a Tallín, desde Plasencia hasta Minneapolis, desde Johannesburgo hasta Madrid, desde mis ojos hasta los tuyos.

Puede la paciencia, vence la belleza, la poesía verde, la música del balón, la nota del canto del gol.

España campeona del mundo. El fútbol vence la atalla.

1 comentario:

M. Eugenia (A) dijo...

tu lo has dicho, la armamos