lunes, 26 de abril de 2010

Abril y mayo

Nos subimos a la nube, esa que deja a tus pies los sueños de cada fin de semana, que llena nuestra cabeza de sábados sin horas para un respiro, sin segundos para no disfrutar. Tachamos fechas del calendario, llenamos sus hojas de días en rojo, gastamos las últimas balas de ese revolver usado, quizá algo viejo, pero que sigue disparando al cielo, que sigue sirviendo para dar el pistoletazo de salida a nuestros planes. No he de buscar más.

Aunque su voz me confirme que el poeta, cuando maldijo la primavera se acordó de sus abriles con alergia, aunque me falte un bis para mi alegría, su gesto socarrón, su cercanía, me sigue recordando a ti y a todo lo que nos queda por vivir. Seguro que habrá más postales como la de este fin de semana, pintadas en sepia, con una plaza repleta de gente, un pincho para llevarse a la boca y una cerveza, a ser posible, con dos dedos de espuma.

Seguirá esperando esa raqueta su mañana de sábado, mientras tanto, disfrutemos de otros colores, llenemos nuestra paleta de sensaciones. Viajemos, miremosnos mientras canta él, o mientras canto yo y recuerda, eres tanto yo como mi voz.

Mayo nace con flores, con el sol que se atrevió a salir en abril, en este mes de revoluciones, república, esperanzas y cantos a la libertad, por más que algunos se empeñen en censurarla, en tapar el gris pasado, en olvidarse de la historia para repetirla en un futuro infinito. Los claveles seguirán venciendo a las pistolas, la palabra ganará al silencio obligado, los silencios permitirán la reflexión y abril volverá a ser abril, mes para acordarnos de vivir. Y como me acuerdo, lo hago y planeo y mayo florece, y aunque no corramos por los montes, aunque la tormenta no nos sorprenda desnudos bajo la lluvia y los domingos sigan siendo largos, aunque no haya luz cuando salga de este hastío, siempre estarán tus planes, tu mirada, tu sol para alumbrar mis mañanas, mis noches nuevas, mis sonrisas secretas.

Y Pamplona se descubrirá espléndida, y viajaremos a Chicago. Ya lo hicimos, en cierta manera, recordando. Volveremos a Peumayén o donde quieran que nos esperen este año. Soñaremos con palabras, descubriremos a poetas y escucharemos canciones, canastas, goles y el traqueteo del celuloide al pasar por la rueca con la que Morfeo pinchó en tu dedo y nos contagió el calor de mayo. Volverán las pesadillas, pero seguiremos durmiendo, no nos despertarán de esta fantasía dibujada en la mente de algún loco.

Bendita locura que nos mantiene cuerdos. Bendita locura que nos mantiene vivos.

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