miércoles, 14 de abril de 2010

Ojalá

Un sentimiento, un deseo, una pasión. Una forma de vivir, de afrontar lo que viene, de entender lo que pasa, lo que no ocurre, lo que duele y no debería hacerlo.

Ojalá.

Ojalá la lluvia calase sólo los campos, mojara el agua de mares secos, llenara las gargantas afónicas por una naturaleza maltratada, desgastada por los gritos y los humos, los malos humos.

Ojalá compartiéses tu belleza, me la mostraras cada día, irradiaras con ella las mañanas sin sol, las tardes sin pasión, las noches de lunas nuevas y estrellas tímidas que se esconden en el brillo de tus ojos.

Ojalá las risas, esas que rompen el silencio, las de un niño al ver jugar a su padre con una servilleta en la cabeza, reinasen y la carcajada feliz fuera nuestro himno, una cara sonriente el escudo y este mantel blanco sobre el que nunca faltarán migas para uno más la bandera a la que agarrarnos.

Ojalá tu vida siga dando vida, llenando la mía, completando la nuestra, satisfaciendo la tuya.

Ojalá los castillos se vacíen de princesas, y los sapos croen coronas y el obrero siga soñando con castillos en el aire y su tiempo no se derrame y convierta su palacio en arena.

Ojalá sólo hubiera sentimientos sinceros, que el rencor destruyera a la envida, que la ira apagara el miedo, y no al revés, que la mentira perdiera ante la verdad, que el ruido se derrumbe ante el silencio y en él, apareciera tu voz, aparecieras tú.

Ojalá. Un sentimiento, una manera de entender la vida, de seguir, de no obedecer, de no mandar, de vivir. Ojalá

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