lunes, 19 de abril de 2010

Maneras de vivir

A veces no te entiendo. Puede ser que no comparta, que ni siquiera comprenda tu forma de ser, de vivir o de sobrevivir, de azotar tu ego, de fortalecer tu siempre apocada moral. A veces me cuesta respetar tus decisiones, tus elecciones, tu vida distraída, tus atenciones injustificadas, tus rarezas, que no son más raras que las mías, pero son tan tuyas que a veces me cuesta identificarte.

A veces pienso en lo lejos que estás. Lejísimos. Te has ido y no sé cómo. Te has marchado y yo o me quedado quieto, o te he buscado por otro camino o he retrocedido a ver si te encontrabas en ese pasado que siempre aparece. Te has ido, te has alejado, me he distanciado, pero sigo aquí. Quiero que lo sepas. Estoy aquí. Me arrepiento de no ser lo tolerante que exijo, paradójico. Quiero ser comprensivo aunque no comprenda. Quiere ser menos exigente. Me cuesta, y más contigo que tienes tanto y das... No sé como lo das, pero no como espero. Lo das, lo repartes, lo muestras, lo exhibes, pero no como creo que debieras, como yo quisiera. Quiero entender que no debe ser lo que yo quiera, sino lo que tú eliges. Tengo que respetar tu muchedad. Aunque me cueste, aunque piense que estés equivocado, aunque lo estés y eso suponga que no vivas, sino que sobrevivas viviendo cada día al máximo. Quiero comprenderte, saber por qué nuevas pasiones entierran las de ayer, las de esta mañana, como se ocultan en el desorden que impera tu ser, tu manera de vivir. El caos de la grandeza, de tu locura, tan distinta que no soy capaz de intentar, aunque quiera, aunque lo necesite, hoy me he dado cuenta. Tengo que hacerlo. Por ti, por mi.

Estoy aquí. No promete cumplir lo que digo, pero prometo intentarlo.

No hay comentarios: