lunes, 25 de junio de 2007

(Casi) Recuperado de la boda



Lo dimos todo. Es la frase que resumió la boda. Fue un día divertido y, sobre todo, feliz. Se casó mi hermano Raúl, se casó con Raquel, una mujer que le pone la sonrisa en la cara, que le saca brillo cada día a sus ojos, que le hace ser cada momento como es él. Casi lloro. Durante la ceremonia tuve un segundo para mirar a mi hermano Raúl en la iglesia, ilusionado, contento, diciendo sí. Nunca le había visto tan feliz como en estos años junto a Raquel.

Y la boda no desmereció. Al margen de un exquisito menú, de los obligados regalos, de la buena, agradable y sencila conversación en la mesa, la fiesta fue una repetición de lo que ya ocurrió hace 2 años en la boda de Javi. Creo que puedo presumir de tener una familia que es la bomba. Y si la familia de la novia no desmerece, la fiesta se convierte en un lujo. Casi no nos vemos, sólo en grandes acontecimientos (como éste) o visitas esporádicas. Circunstancias que obligan a disfrutar de cada segundo en común... ¡y vaya si se hace! Si la barra libre no termina a la hora que termino, es posible que siguieramos ahora sobre la pista de baile.

Ya ocurrió con la de Javi y Noelia, y ha vuelto a pasar en el enlace de Raúl y Raquel. La alegía de un día que viven con especial intensidad se contagia, se desborda y te obliga, simplemente, a darlo todo.

Y no era sólo diversión, no es pasarlo bien como en ferias, como en una noche de buena fiesta. No era una barra libre de locura como la de Nochevieja. No. Era esa diversión máxima, esa sonrisa provocada por la felicidad, por ver a mi hermano feliz, por ver el amor en los ojos de mi cuñada, por ver y oír el estruendo maravilloso de la carcajada de mi padre, por ver los nervios contenidos en la afonía de mi madre. Era alegría, regocijo, era un día especial en el que todo lo malo se olvida, en el que todo el esfuerzo se ve recompensado, en el que el cansancio se esfuma.

Felicidades hermano, felicidades cuñada. Felicidades, familias.

P.D.: Los rumores, las preguntas, las gentes insisten en que la próxima es la mía.

3 comentarios:

UnaExcusa dijo...

Eso no me lo pierdo.

Me alegro, cariño, de que te lo hayas pasado tan bien. De que hayas disfrutado tanto.

José Manuel Díez dijo...

Enhorabuena, hermano y cuñado!! jeje.

Lo de Raúl y Raquel no lo he vivido tan de cerca como lo de Javi y Noelia, pero esa presunción familiar de la que hablas, la confirmo. Y me alegro por ellos, por vosotros.

Anda, hazte el cargo y empieza a pensar en fechas... La próxima (sea cual sea) me parece que no me la pierdo. Jaja!!

Un abrazo, Iván.

Juan Carlos dijo...

Yo todavía no estoy recuperado del todo. No en lo físico, pese a que bailé y canté durante horas y como un loco al día siguiente ya estaba completamente repuesto y animado para continuar la fiesta... aunque un mensaje tempranero me aguó los ánimos.

No estoy recuperado en lo anímico, pero no por defecto sino por exceso. Todavía no se me ha borrado de la cara la estupida sonrisa que esbocé en el "si quiero", ni se me han abierto los ojos que se cerraron mientras saboreaba un Ave María con todos los sentidos, aunque la mayoría pensó que me había dormido.

Aún siento el calor de los abrazos de tantos familiares que vinieron a demostrarnos su cariño y que, aunque los veamos menos de lo que quisieramos, encierran en cada adiós un breve hasta luego, que se recupera al instante cuando los vuelves a ver.

Retengo en mi retina la belleza,de un novio pletórico, una novia exultante, una madrina deslumbrante y tantos y tantos gestos de familiares y amigos que dibujaron un cuadro único, digno de los más grandes pintores.

Guardo en mi memoria sonora las risas, hasta carcajadas, las sinceras felicitaciones, las muestras de afecto en una banda sonora inigualable, que bien acompañada nos entregó al amanecer.

Efectivamente, fue una noche inolvidable, como la anterior, y como será la siguiente, que espero, hermano, que sea la tuya y que tenga yo el honor de oficiarla. Tenéis cuatro años para ello.

La mía.... ójala, pero va a ser que no.