martes, 5 de junio de 2007

El sentimiento garrapatero que me traen las ferias

Por aquí ya huele a ferias.

La prensa vuelve con el éxodo masivo de placentinos que huyen a costas masificadas, menos pobladas en estas fechas, con el agua más fría que templada, con espacio en la arena para poner la sombrilla.

Los camiones de las atracciones hacen aparición en las carreteras, colapsan las entradas a Plasencia y buscan cobijo en el reducido recinto ferial.

Los estudiantes de selectividad comienzan a tirarse de los pelos mientras operan con su calculadora realizando ecuaciones en la que el tiempo y de estudio resuelva el número x de fiesta en positivo.

Las vías empiezan a lucir la iluminación festiva, las calles cambian de sentidos, el sentido cambia por las calles.

Este año volveremos a ser menos que años anteriores, aunque se queden más, aunque vengan los de siempre. Como diría mi hermano, las ferias de hace 50 años debían ser espectaculares.

Y yo lo miro todo con añoranza y tratando de encontrar un hueco para escaparme, para compartir unas cervezas, o unos mostos, con los amigos, con la música de cada año, con ese olor especial (y no de orina, precisamente) que aparece tan solo durante 4 días al año, ese sentimiento de alegría compartida en la barra de algún bar, entre empujones y pescados fritos, entre morros y rebujitos, entre reggeaton y flamenquito. En esta ocasión, viviré la fiesta desde la distancia, intentando acercarme por momentos.

Me perderé el concierte del “El desván del duende”, olvidaré el trotar de los camellos, escucharé a lo lejos el estallar de los fuegos artificiales (siempre peores que en años anteriores), y miraré, nostálgico, aquellas ferias pasadas, las de José Carlos y Pizarro, las de la música con duende que resuena desde cualquier desván, las de Ignacio tomándose una fresca entre las risas de Patricia.

Por aquí ya huele a fiestas, aunque a mí sólo me quedará eso esto año: el olor de los fuegos que se esfuman en el cielo limpio de mi barrio, el sabor de la primera granizada del verano, la buena compañía de una radio y algún que otro minuto de engaño al cuerpo para aplacar el mono de un año sin tapas, sin cañas, casi sin ferias.

Felices ferias y fiestas de Plasencia 2007.

3 comentarios:

Juan Carlos dijo...

Pues sí hermano, comenzaron las ferias, y como mandan las tradiciones, que hay que respetarlas sólo cuando de fiestas se trata, acudí al pregón con alguna cerveza encima, más bien dentro, y el oportuno sentido del humor que requieren las circunstancias, tanto políticas como ambientales, pues el pregón fue un auténtico tostón y había que tomárselo con cierta ironía.

Acostumbrado a arrojarme cierto protagonismo en este acto inaugural de las ferias, como ha sucedido en los últimos años, este decidí innovar y, en lugar de ir en las condiciones deplorables del anterior, acudí con una camiseta en la que en su frontal se lee "No sé nada de pacto" y en el dorsal "Y si lo supiera no te lo diria". Camiseta que me acompañará toda la feria pues he hecho una para cada día, con el fin de evitar tener que repetir constantemente la misma historia.

Fue un éxito rotundo y ya me han encargado varias, hasta la propia Maria Victoria, así que creo que me voy a dedicar a esto del marketing camiseteril.

Por lo demás te echaremos muchisimo de menos. Siempre pediremos una caña de más, para que parezca que solo te has ido al servicio.

Felices fiestas

Iván H. Bermejo dijo...

Aunque te veré antes de que tú leas esto en el ordenador, no puedo reprimirme a contestarte.

Ya te vi en Canal Norte luciendo tipín y camiseta. Buena idea como siempre.

Sobre lo de pedir una caña de más... ¿las vas a guardar para cuando llegue el viernes o te las vas a ir bebiendo? Supongo que optarás por esta segunda opción... Más que nada para que no se calienten, las cervezas, digo.

Al avanti y a la tutti con ellos!!! (o como se escriba y dioga)

UnaExcusa dijo...

Qué bonito que se escriban los hermanos...