jueves, 21 de junio de 2007

Esos pijos que la meten a pelo

Cuando la extrema derecha se pone el disfraz, la careta de (rancia) derecha, ocurre que la (rancia) derecha se confunde con el centro o, incluso, con la izquierda. Sucede que cuando la (rancia) derecha aprovecha esa circunstancia para ponerse la careta de izquierda, la izquierda real se distorsiona en los ojos del pueblo y se confunde con la extrema izquierda. Eso sucede ahora en este país y se refleja en la televisión.

Acostumbramos a denostar programas televisivos llenos de nuevos famosos del corazón que abren al público sus ventanas, puertas, habitaciones, sábanas y puertas. Títulos -cada día menos refrendados por la audiencia- cuyo olor hace agradable el resto de la basura. No tengo casi tiempo -en ocasiones ni ganas- para ver la televisión, pero "Sé lo que hicisteis..." me hace un grato resumen de lo que se cuece por las parrillas.

En este juego de máscaras, en esta televisión de ambientadores, dos glamourosos se llevan la palma, una vieja conocida como A.R. (perlas dejó como la expresión "nosotros somos negros o qué") y, por supuesto, Channel Nº4. Los "progres" Boris Izaguirre y Ana García Siñériz destilan cada tarde un programa pretencioso, lleno de color y "buenas maneras", de izquierda barata y de derecha encubierta. Defender lo que la marca de la casa manda, vivir en contra de la extrema-derecha para parecer que se está junto al trabajador, por la igualdad de la mujer o la erradicación de la pobreza. Nada más lejos de la realidad.

Puedo pecar de radical, puedo equivocarme, pero siempre trato de diferenciar a las personas por los pequeños actos y no valorar los grandilocuentes gestos que, en la mayoría de las situaciones, se utilizan de forma propagandística.

En tan sólo una ráfaga, en un zapeo no mayor de cinco minutos de puedes encontrar a Vicky Martín Berrocal, presumiendo de feminismo, haciendo un alegato machista en toda regla y defendiendo a la mujer fina y al hombre de pelo en pecho. Al rato, le replica Izaguirre alzando la voz para, en pocos minutos, escuchar a Ana García Siñeriz, preguntar por qué debe hacer una mujer para trabajar, tener hijos y mantenerse estupendas, pues claro, las mujeres siempre deben estar estupendas. Me quedo entonces con una frase que escuché a un oyente de la ventana "Aunque parezca más atractiva la mujer de la cena, me interesa más la del desayuno".

El colmo de la insensatez en este programa con olor a colonia barata, rancia y a gomina caducada llegó el pasado lunes. Al parecer, Madonna (creo que era Madonna) y John John Kennedy tuvieron un encuentro más que excitante en una discoteca que no acabó en sexo porque ninguno de los dos protagonistas llevaban preservativos en sus respectivas carteras ¿llevarán carteras los ricos y famosos? y no podían ir a comprar, básicamente, porque eran Madonna y J.J. Kennedy. Ante esta "interesante" noticia, la ex- del Cordobés comentó que, tratándose del hombre que se trataba, ella no se habría ido con el calentón, pese al hecho de no contar con precacución. El ex- de Crónicas Marcianas rápidamente saltó, defiendiendo el sexo seguro y consciente de la temeridad de la contertulia. Ahí apareció la ex-arrendadora del piso de Beckham, García Siñeriz para -fuera de contexto y culpando a otros de su diarrea verbal- recuperar una frase de Bibiana Fernández (antes Bibi Andersen) que decía algo así como "De algo hay que morir"

¿De algo hay que morir? Nos hemos pasado años educados en el póntelo, pónselo, luchando contra la iglesia para convecer a católicos y no católicos de la necesidad del sexo seguro, concienciándonos de los problemas de las enfermedades de transmisión sexual y temiendo el SIDA. Ha costado (y sigue costando) que cada español y española lleve un condón en el bolsillo y, lo que es más importante, lo utilice para que ahora, una pija que la mete a pelo, nos diga que "de algo hay que morir".

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