martes, 13 de julio de 2021

Miércoles

Miércoles. Ya hay un día.

Miércoles. Ya hay un horizonte.

Miércoles. Ya hay una esperanza.

Miércoles. Ya hay un miedo.

Miércoles. Entre la alegría y el llanto, entre las ganas y la cobardía.

Miércoles. Estar mejor que hace una semana, saberme no recuperado.

Miércoles. Querer que sea mañana. Temer qué será mañana.

Miércoles. Pensar en la bienvenida, en cómo paralizar el tiempo.

Decir que no, no responder mensajes, no responder llamadas, pedir que esperen a quienes llevan días esperando.

Miércoles. Pensar en la bienvenida, en las ganas de veros, de achucharos, de contaros.

Ganas de reír, ver películas, acostarnos tarde, compartir el primer sueño en cada cama.

Miércoles. Pensar en cómo llevarme lo que me está curando. El tiempo, la soledad aunque siempre hay alguien o te sientas vigilado, el no tener que responder, el no tener que contestar, el estar callado. La falta de presión, no tener que hacer nada. No dar explicaciones.

Miércoles. Y yo, necesitando tener aquí lo que me han arrebatado. 

Estoy pensando en ti, en todo lo que añoras, en todo lo que anhelas, en todo lo que esperas, en tu paciencia, en tus expectativas, en tus necesidad, en tus urgencias, en lo que estarás pensando.

Miércoles.

Y yo, necesitando tener allí lo que me está curando.

Las pausas, las miradas, los abrazos oportunos, los silencios necesarios, el saber marcharse. Temo no saber explicarlo porque saldré mejor pero no curado.

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