lunes, 9 de mayo de 2022

Feliz cumpleaños, mamá.

Me cuesta hasta llamarte. Coger el teléfono para decir "Feliz cumpleaños, mamá". Quizá sea más apropiado un "felicidades", aunque no haya felicidad ni sonrisa, pero sí haya que celebrar la vida como quizá nunca supimos que había que hacerlo.

En tu rostro se nota el cansancio y el vacío, la pena y la ausencia, los recuerdos y la melancolía.

Tú, que estuviste tantas veces sola, tantos días esperando, tan acostumbrada a vivir en casa sin él, ya te habías hecho a su continua presencia, a su cabezonería, a las discusiones por tonterías. Fuiste siempre él. 

Para esperar, para caminar, para ir donde fuera (salvo a la compra). Tú vida era él. Sus rutinas, las que marcaban las tuyas. Sus viajes, los que movían los tuyos. Sus caprichos, lo que tu te contenías. Tú vida era él, las tardes en el sofá, lo mismo en la televisión cada día, el mando a su lado, un móvil que posiblemente no querías. 

¿Y ahora? ¿Qué hacer cuando no se espera, cuando el mundo por el que girabas se desvanece en cuestión de semanas? 

Me gustaría decirte que es el momento de vivir, de pensar en ti, de hacer los planes que él siempre te hacía, pero no. A ti siempre te gustó quedarte en casa. Todo lo demás duele porque siempre fue cosa de dos. Los domingos, las vacaciones, los parques. Todo fue siempre compartido. Los viajes, el hogar, sus destinos mudanza para tu nueva casa. 

¿Qué decirte, mamá? ¿Cómo felicitarte ante tanta tristeza, ante tal crueldad? Tu rostro refleja hoy un año más que pesa como cientos, como una losa que no sabemos si se quitará. Ya piensas en la misa del mes. Quizá eso es lo único que te queda como salvación y esperanza, como propio y exclusivo. Esa rutina dominical, esa fe que ahora tiene todo el sentido también en él. 

Su lado de la cama, vacío. Ya no habrá más ropa que escoger y colocar con mimo sobre la cama, sobre todo en los días especiales. Comidas sólo para dos, no tener que cocinar cuidando su dieta, pensando en su circulación, en sus dolencias, en sus piernas. Tanto cuidado para ahora ver la ausencia de su plato y su vaso sobre la mesa. El pastillero, tú siempre más atenta a sus pastillas y citas médicas. 

Feliz cumpleaños, mamá, aunque hoy no sea un día ni mucho menos feliz, aunque duelan más las llagas que sangran por las entrañas. Felicidades, mamá. Recuerda que un tiempo viviste sola, mirando el reloj, asomándote al balcón a ver si llegaba. Qué oscura es la noche cuando no hay espera ni esperanza.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bonitas frases ya os tiene el combinado de galletas preparado para todos cuando vayais a verla esta tarde un montón de besos y abrazos tesoro para todos de mi parte os quiero un montón no lo olvidéis nunca