viernes, 6 de mayo de 2022

No me acostumbro.

No me acostumbro. Hay días que todavía pienso en dejar el móvil encendido con sonido por si llaman de noche del hospital y Raúl no lo pudiera coger. No me acostumbro. Paseo por los patos y veo a hombres con bastón, chaleco y pelo canoso y pienso que eres tú. No me acostumbro. A veces olvido que estás muerto y pienso en ti todavía en esa cama de hospital, pensando en el momento de la visita de mamá. No me acostumbro.

No me acostumbro a recibir llamadas, mensajes, a hablar con la gente por la calle, que me pregunten qué tal, que me den el pésame. No me acostumbro. Aún huyo de todo eso, del bullicio, de las personas conocidas, de las miradas y las palabras. Algún día tendré que salir de aquí y afrontar la verdad pero no me acostumbro. 

No me acostumbro. No me acostumbro y pienso en mamá y en Carlos que estos días liberan la cabeza mientras ponen todo en orden pero a la vez todo lo que hace les recuerda que ya no estás porque tiene que ver con tu ausencia y lo que dejas. No me acostumbro. 

No me acostumbro a leer en el grupo lo que falta por hacer, a la palabra testamento o últimas voluntades, ni a lápida, nicho, herencia. No me acostumbro. Ayer soñé contigo, estabas vivo pero hablábamos de tu inminente muerte. Dolió como un corte en el pie que sangra a cada paso, como ese palpitar de mi cabeza, como pensar en visitar a mamá y que siga vacío tu sofá. No me acostumbro.

No me acostumbro a haber enterrado mis problemas bajo tu cuerpo, a esta sensación de tristeza y apatía, a ver la tele con la mirada perdida, a saber que no voy a encontrarme contigo en cualquier parte. 

No me acostumbro, papá. No me acostumbro.

 https://www.youtube.com/watch?v=iHH3GLsyQNM

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