sábado, 20 de noviembre de 2021

Dolor en el pecho

Me duele el pecho. No es el habitual dolor del pecho. Me duele en la parte superior y llega hasta el cuello. Empezó a noche, con fuerza, coincidiendo con una crisis de ansiedad y con una inmovilidad casi absoluta. Todo me producía dolor. La luz, la tele, las miradas, los juegos de Mateo. Necesitaba dormir, aislarme, dejar de sentir, de pensar, dejar de estar presente, de ser necesario, de que me hablasen o me pidiesen nada. 

Me fui a la cama. Vino Mateo. Patricia vino sin saber que estaba y tal como vino se fue con un "te dejo descansar". Candela me lleno de besos y abrazos. Mario también vino a abrazarme. No recuerdo mucho más, sólo quedarme dormido y despertarme con la luz encendiéndose y la voz de Patricia diciendo "lleva a Mateo a la cama" mientras se acostaban para ver la tele. Me sentí vacío. Triste y vacío. Incapaz y solo, tonto y abatido, me sentí un trapo que espera sucio junto al fregadero y que sólo reparan en él cuando molesta para hacer la compra y para quitar todo lo que estorba, la suciedad que se amontona. 

Me fui sin decir nada. Puse el pijama a Mateo y espero a que simplemente se acostara a mi lado. Sin discutir, sin insistir. No he dormido nada. He tenido multitud de pesadillas. No he descansado. He ido a mi cama a las seis. A las 7 y cuarto ya estaba Mateo despertándome para ir con él. Me he levantado, he sacado a Phoebe, he preparado el desayuno.  

Estoy mal. Enfadado. Siento rabia e impotencia cada vez que se abre la puerta y quisiera gritar o lanzarme por esa ventana para expresar que ya no puedo más, que me dejen en paz, que hagan vida sin mí, que no puedo estar más, que mi vida no sigue el ritmo ni el curso normal ni habitual y que necesito descansar y soledad. Y encuentro todo lo contrario. Me siento invisible pero continuamente presente. Son 10 meses y no noto avances, más bien retrocesos, y enfados por ambos lados.

Sólo me vienen recuerdos grises de mi pasado, heridas no curadas, una lucha por ser quienes pensaban que no era, una oposición a lo que me pedían, el último en todas las preferencias, la pastilla que siempre olvidan porque no duele tanto.

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