viernes, 31 de diciembre de 2021

Nochevieja.

 La nochevieja era quedar en "Bianco", aunque haga años cerró, aparcar lejos, caminar con la tropa por la Calle del Sol, ver a Carlos en medio de la plaza, esperar a quien siempre llega tarde, tomar algunas cañas al sol de invierno, comer de pinchos, sentarnos en una terraza y tomar raciones desde que hay niños, hablar de lo que fuera, no llegar tarde a casa, ya no da tiempo a una rápida en El Portón, hay que echar la siesta, escribir los últimos recuerdos en facebook, en el blog, contestar mensajes, escribir a esas personas de las que todos los días te acuerdas pero sólo escribes por estas fechas, hacerles saber que hay alguien ahí que todavía sonríe aunque quizá no sean sus días más felices, preparar las ropas, escoger corbata, planchar escuchando un disco de José, llenar la bañera, el olor a champú y jabón, a maquillaje y a Pure Poison, los nervios, las prisas, las cintas rojas, algún petardo, el botón del cuello de la camisa que no abrocha, ponerte el viejo reloj y los zapatos de la boda, el abrigo negro de Patricia, las pajaritas en el cuello de los niños, Candela que se ha hecho mayor, una foto en la entrada. Mejor dos ¿Y si nos la hacemos en el árbol? Salir deprisa, José en el coche para despedir el año, cantar por el camino, dar una vuelta en la glorieta del Belén, aparcar, colocarte la chaqueta al salir de casa, un beso antes de entrar, qué guapa estás. Quizá lo pienso y no lo digo, debería decirlo más. Ellos, corriendo por las escaleras. Tú y yo, por el ascensor. Mirarnos al espejo, darle al número 2. Una última sonrisa. La puerta que se abre, el aroma a cordero, a vieras, a langostinos, a Navidad en el portal, los primeros besos, el jaleo, saludar a Rosi que ya llegó, el ¡Pero qué guapos os habéis puesto! de mi madre, ¿Nos echáis una foto a todos juntos? Mi padre moviendo el sofá, abriendo la mesa, todas las sillas alrededor, la cámara de vídeo encima del mueble, besos a los que llegan más tarde, los niños corriendo por los pasillos, gritos en la habitación, la sonrisa pícara de Pablo, Alejandro y Mario jugando o viendo la televisión, Sara y Candela compartiendo secretos confesables, riendo de una vida que se les abre paso Poner los billetes bajo los platos, colocarnos las cintas rojas en las pulseras. ¿Cuántos nudos eran? 3. Que a alguien se le caiga antes de la cena, mi padre trayendo el vino, Carlos colocando el paté, el jamón, el lomo, el queso, los mejillones, los langostinos ¿dónde está mamá? ¿por qué no viene ya a cenar?

Pelar langostinos para que se los coman Mario o Mateo. "Pues si yo ya le he pelado 3". ¡Ay qué ver cómo come este niño! Alguna risa, alguna discusión, nada que ver en la tele, de fondo siempre el televisor, esperar a la Pedroche, pero acabar siempre viendo La 1, que se rompa alguna copa, "yo no quiero carne", "Es que con los entrantes y el cordero es bastante", 3 postres en el mantel, otra copa que se cae, mirar el reloj ¡Qué son las once y media! Noelia y Rosi fumando en la terraza, Recoger la mesa, quitar las servilletas que han cogido color salmón, preparar las uvas, escribir los deseos, esperar que te toque el boli, meter las lentejas en la copa ¿Cuánto queda? ¡Ay que meter también algo de oro! ¡Pues yo he perdido mi alianza! ¿De quién son estos 50 Euros? Me los voy a quedar yo, mira qué bien voy a empezar el año. Las 23.57. Risas, algún chascarrillo, no se oye a la Igartiburu... El carrillón, el carrillón.

Miradas nerviosas, Patricia delante del televisor, medias sonrisas, los cuartos, la broma de todos los años, 12 campanadas ¡Feliz año nuevo! Varios gritos, dos besos, abrazos, la botella de champán que se abre, el corcho golpeando el techo ¿Te he felicitado ya a ti el año? No todos nos hemos comido las uvas, quemar los deseos en un bol ¡Qué así no es! dice Patricia. Hay que hacerlo uno a uno. Todas nuestras cenizas y esperanzas ardiendo juntas, el nuevo año ennegreciendo la tinta, las primeras llamadas de teléfonos, los primeros whatsapp, las típicas canciones de nochevieja, las típicas galas, acabar viendo Cachitos y comiendo turrón. Mi padre ofreciendo una copa, los niños gritando y bailando en el salón, otros jugando en la habitación, pasar el tiempo sin que pase nada, hasta que den los dos o las 3 de la madrugada, hablando de lo de siempre o de lo que nunca hablamos, compartiendo el momento, ese momento.

Las nocheviejas eran así. La del año pasado fue diferente, pero la recuerdo con cariño pese a todo el dolor, pese a la distancia, pese al infarto de Javi. Cada uno en su casa, Noelia y Javi en el hospital y una videollamada para unirnos. Las uvas en la terraza, mascarilla y fuego para quemar todo lo malo y alumbrar deseos. Unos se cumplieron, otros quedaron a medio camino. Hoy volverá a ser diferente y siento pena y distancia, apatía y desgana. Hay que despertar. Patricia hace la cena. Mateo espera impaciente las uvas. Candela baila en el salón. Mario calma sus nervios con la consola. Será distinta, será especial, será otra nochevieja. Os echaré de menos. Nos abrazaremos fuertes y brindaremos por un 2022 diferente.


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