domingo, 23 de enero de 2022

La muerte.

 Iba a escribir, pero no tengo ganas, ni fuerzas, ni motivos.

Me siente tremendamente triste y estúpido. Yo, que al más mínimo problema pienso en morirme, asqueado de mi mismo cuando la muerte nos ronda. Este fin de semana ha muerto el padre de una amiga y un amigo, el hermano de uno de mis mejores amigos desde la infancia lucha ahora por sobrevivir en el hospital de Badajoz y no puedo sino acordarme de lo cerca que tuvieron la muerte Carlos y Javi.

Y cuánto más estúpido me siento por desear la muerte, más creo merecerla y mi cabeza se castiga con un dolor insoportable y un futuro que vuelve a tornarse gris, por mucho que piense en lo positivo y en tantos colores que se me ofrecen frente a los ojos. 

Hoy es un mal día y lo peor de todo es que sé que mi día es una bendición comparado con quienes hoy lloran en casa, en la puerta de un hospital, en la calle esperando el frío. 

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