sábado, 29 de enero de 2022

Incapacidad Temporal

 El INSS informa: se ha concedido la prórroga de incapacidad temporal. Próximamente recibirá resolución.

Sin pasar tribunal médico por falta de personal, sin tener que acudir ni recibir llamada. Un mensaje frío y directo, esperado y deseado, pero extraño y confuso, también demoledor: prórroga de incapacidad temporal. Incapacidad temporal. Incapaz.

Me siento extraño, me siento mal. Me siento incapaz. Sabía que no estaba preparado para volver al trabajo, todavía me queda mucho que labrar para mi retorno, pero el mensaje es un golpe de realidad que me aturde y me hace sentir mal: incapacidad temporal. Incapaz.

Son tantas veces las que me he sentido y me siento así que la simple expresión en un frío e impersonal mensaje de texto me queda tiritando, helado, estancado en un continuo presente de incapacidad temporal. Incapaz. 

Quiero volver pero soy incapaz. No es que no pueda, es que no soy capaz. Temporalmente, pero no soy capaz. Escribo, veo combates de judo, descubro el dry-tooling (escalada en hielo), disfruto de los éxitos y medallas de Extremadura en el mundo, de deportes invisibles o desconocidos, me recreo hablando sobre ellos y a, la vez, me hundo porque no soy capaz de convertir eso en mi trabajo, de volver a mi trabajo para hacer eso. Incapaz.

Duele. Lo necesitaba pero duele. La cabeza se descoloca. La culpa, la impotencia, la falta de fuerzas, sentirte inútil, inválido. Incapaz. 

Es extraño. Temía el día que llegara el tribunal médico, enfrentarme a tener que hablar de mí, de mis problemas, de mis pensamientos, de mis tristezas con la sensación de tener que convencer de que todo es verdad, de que mi salud mental aún está lejos de ser óptima y que tengo un miedo atroz a recuperar las relaciones laborales fuera de la distancia que marco a través de los kilómetros y el ordenador. Temía ese momento, el afrontar esa situación como aquella primera vez que tuve que ir a mi médico de cabecera y me excusaba de mi propio dolor y aplacé lo inaplazable. Lo temía. Y no lo he tenido que afrontar. Ha sido todo desde lejos, desde informes en una pantalla o una deliberación sin dudar y me ha hecho daño. Me siento mal. Me siento incapaz. Sé que el estado actual se pasará y mejoraré pero la realidad es que esa forma de sentirme me acompaña desde el primer día de baja. El querer y no poder, el no saber por qué, la decepción, la sensación de fraude, de estar cenando en un restaurante pero no poder trabajar y tener un mensaje que pone "incapacidad temporal" mientras hago planes de vida social, una vida social que me aterra pero que no tengo otro remedio que afrontar y abordar como algún día tendré que afrontar la vuelta al trabajo.

Y no sé cuándo será. No sé si el miedo desaparecerá sin enfrentarme a él. 

Cuando me vea capaz. Cuando me sepa capaz. 

No hay comentarios: