viernes, 20 de agosto de 2021

Me siento bien.

 Hoy me siento bien. Ahora me siento bien. Me cuesta hablar, pero es liberador. Y Patricia es la mejor.

He conseguido hablar con paz, desde la calma, sin haber tragado antes la hiel de actos que me hieren y de mis propios pensamientos. He hablado estando mal, tras una noche sin descanso, con terrores nocturnos constantes, con dolor de cabeza y casi rigidez en las piernas. He hablado tras haber accedido a algo que no me apetecía, a lo que no me atrevía. Patricia quería acompañarme al centro y tomar algo. Yo quería ir, hacer rápido lo que era una obligación, y volverme.

El paseo ha sido agradable, he ido perdiendo esa tensión que entre nosotros a veces aparece porque no sabemos qué hacer, qué decir, cómo actuar. Porque hay demasiada preocupación y también demasiado miedo a herir, a decir o hacer algo inapropiado.

El café ha sido placentero y la charla, reconfortante, necesaria, sincera y útil. He conseguido cerrar toda mi ira, mis pensamientos oscuros y hablar desde el interior, desde la sinceridad, desde el dolor y no desde la culpa o el enfado. Y ha funcionado. Creo que me he explicado mejor que nunca. Creo que me ha escuchado como antes no lo había hecho. Creo que hemos avanzado en entendernos, en la diferencia entre querer y poder, en los límites que mi cabeza y mi propio cuerpo pone, los esfuerzos que hago para vencerlos, las pequeñas victorias y las dolorosas derrotas.

Hoy creo que hemos dado un paso enorme para mi recuperación. Me siento bien. Hoy he sabido hacer lo que no era capaz, hablar, expresar mis emociones, mis necesidades, mis turbulencias, mis pensamientos más oscuros y tormentosos, palabras que ella agradece aunque humedezcan y enrojezcan sus brillantes ojos.

Pasito a pasito, vamos construyendo el camino.

No hay comentarios: