lunes, 16 de agosto de 2021

Nada tiene sentido.

 Hoy, centenares de personas corren junto a un avión militar estadounidense en marcha en Kabul con la vana esperanza de agarrarse al ala, de que pare y sea ella, quien suba y pueda huir así del horror que viene tras el horror. 

Cada día, centenares de hombres y mujeres, de niños y niñas, se arrojan al mar para huir de la violencia, de la pobreza, de las dictaduras, del machismo más salvaje, para encontrar un lugar en el que no haya una amenaza cada día. Y cada día, cuando llegan, oyen gritos de odio más allá de las mantas, y hombres armados que los acompañan a cruzar de nuevo esa parte de tierra o de mar que llaman frontera.

Nada tiene sentido. Nada de lo que ocurre. Mujeres violadas, violentadas a diario, insultadas y culpadas de cualquier mal. Homosexuales y lesbianas callando sus deseos, sus gustos, su forma de ser, para poder ser sin insultos, aunque siempre hay palabras y gestos que hieren aun en el silencio.

Nada tiene sentido. Esta tierra rica, empobrecida a la fuerza, el paro, la criminalización de la juventud, las muertes en los hospitales y residencias, el trabajo precario, niños creciendo sin padres, niñas creciendo sin madres, padres y madres trabajando para no tener nada.

Nada tiene sentido. Ni el mundo, ni el caos, ni la televisión, ni la radio, ni las portadas de los periódicos, ni esta estúpida depresión. 

Yo, con Candela acercándose para dormirse, con los ojos grandes de Mateo implorando un juego, con Mario inquieto esperando tras la puerta, con Patricia preocupada por todos mis pensares, con toda una familia a la que besar y querer en cualquier momento, con amistades que me ofrecen su ayuda y su consejo... 

Nada tiene sentido. Con todo, me siento vacío. Ni mi trabajo, ni nada de lo que poseo acaba con esta tristeza infinita y absurda, con esta apatía, con esta necesidad de estar solo, de no querer vivir. No tiene sentido. Debería venirme arriba, abrir los ojos, los brazos y abrazarme a todo lo que me alivia, pero el dolor no se esfuma. No hay respuestas, no hay soluciones, no hay sentido. Hay pena, culpa y agotamiento. Y un sol que me quema, y pesadillas que me despiertan, y un cansancio que no me deja respirar bajo la mascarilla.

Y sólo me sale llanto o ira. 

Ni siquiera me salen letras, ni tan siquiera melodías. Sólo me salen llanto e ira. Y unas ganas infinitas de acabar con ellas.

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