Tengo miedo de que suene el teléfono, oír tu voz de mil vidas, que preguntes "¿qué tal?" y tener que decirte la verdad.
Hay días en los que la música cura, sana mis oídos y mi cabeza, que llena de gorriones el nido de mis ideas.
Hay días en los que la música hiere, la misma música, las mismas canciones, retumba en oídos y cabeza, como golondrinas incapaces de romper el candado de su jaula.
Tengo miedo de que suene el teléfono, pronuncien tu nombre y escuchar tu soledad.
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