martes, 22 de junio de 2021

Por mi ventana

 Hoy he visto a una mujer en la ventana. Acababa de encender un cigarro que ya apuraba.

No sé si por aliviarse en un par de caladas, no sé si por sentirse observada, estrelló la colilla contra el alfeizar, como quien escribe todos sus miedos y vergüenzas en una libreta y cierra y aprieta la tapa con fuerza para que no ser descubierto.

Hoy he visto una telaraña. Una fina y blanca telaraña. Una telaraña al otro lado de la ventana, de la que colgaba una pequeña araña. Tan pequeña, tan invisible, tan frágil a cualquier golpe, aun soplo de alguien que la separe del hilo del que pende. Tan fuerte, agarrada serena y valiente a ese hilo que es aquí mi vida, construyendo su salida, su fuga: una tela de araña alta y ancha en la que no haya vendaval que la venza ni la haga caer.

Hoy he visto dos pájaros en un andamio, bajo escombros de un techo que se rompe, de un boquete que se mantiene ahí, día tras día, como una boca negra sin dientes, esperando el momento de devorar al andamio, a los pájaros y a las vidas que arrastra el derrumbe.

Hoy he cantado a los pájaros. Ellos me han mirado, me han escuchado y han observado mientras bailaba. 

Hoy he estado con un amigo. He puesto música, he cerrado los ojos, me ha dado la mano, nos hemos echado la siesta porque estábamos destemplados, hemos andado descalzos por el suelo ardiente del patio, bailando y aullando al sol. Y él me ha cantado. Me ha recordado todo lo positivo, me ha hablado de mi perrina chica, se ha inventado un futuro para las arañas, me ha desnudado de culpa, se ha burlado de ella, recordado la palabra amor sin pronunciarla, me ha regalado versos y una caja vacía llena de luz. 

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