martes, 21 de septiembre de 2021

Ansiedad

 No estoy preparado. Sigo sin estarlo. Y sigo insistiendo en dar zancadas cuando mis pasos han de ser cortos. Pero no me puedo frenar, hasta que llega ese momento en el que me harto de mí mismo, de mi forma de hablar, de no callar, de estar presente en vez de esconder mi cabeza en un agujero y no ver a nadie aunque todos me vean. Porque no hay marcha atrás. He dejado mi cuerpo visible y todo mi yo. No puedo decir que me arrepienta, porque no me arrepiento, me siento un exhibicionista, objeto de demasiadas miradas cuando sólo soy uno más al que han puesto nombre, apellido y, en muchos casos, cara.

No estoy preparado. Sigo sin estarlo. Para hacer una vida sin apenas descanso, corriendo sin poder sentarme, relajarme, meditar. Lo pago caro. Las noches se hacen largas, el tiempo se acelera cuando hay prisas, se me agota y, sin embargo, se frena en seco cuando mi cabeza empieza a odiarse a sí misma, a sus pensamientos, a sus palabras, a lo que fui, a lo que es imposible de cambiar. Y querría haber dejado de decir todo lo que dije y sentarme solo, en el sofá, sin tener que cuidar de nadie, sin tener que pedir ayuda, dormirme sin más. 

Ese momento del día en el que me odio, en el aborrezco cómo soy o cómo he sido, ese momento del día en el que ya no hay marcha atrás aunque apagues la cámara y silencies tu voz, ese momento del día en el que no sabes pensar y a la vez tienes mil pensamientos en la cabeza, en la que no quieres juzgar ni preocuparte por cosas que ahora no están a mi alcance ni son de mi incumbencia, pero me preocupan, me lastiman, se repiten una y otra vez, un ciclo infinito que, no sé por qué, nadie quiere corregir.

No estoy preparado. Sigo sin estarlo. Y esta semana me he embarcado en algo peligroso, por estar cómodo, por sentirme rodeado, por tener la razón, pero que en el primer día ya me ha hecho dormir mal y sentir lo peor de mí. Es ese desequilibrio constante en el que pasas de un estado casi eufórico a la tristeza y la vergüenza. Y sin tiempo para dar dos pasos atrás y respirar. 

No estoy preparado. Estoy cansado. Quiero acostarme y llorar.

Tengo que sacar a la perra, hacer la comida, limpiar el salón, ir a por Mateo, Mario y Candela al colegio y sentarme a trabajar. 

No estoy preparado. Estoy cansado. Quiero acostarme y llorar.

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