miércoles, 27 de octubre de 2021

Me vacío

Suena la pesa de la olla, a veces siento que necesito liberar mis pensamientos de igual forma, una válvula que extraiga lentamente todo lo negativo para que mi cabeza no explote. Un soplido contenido y constante, un grito continuo y molesto, que lo llena todo de humo y hedor, que no sabes cuándo va a parar, si te va a secar por dentro.

Suena la pesa de la olla, el temporizador de la vitrocerámica. La casa huele a cocido y otoño, a cuchara y manta, a silencio y frío sol. Hoy hace viento. Me azota la cabeza cuando salgo, me tiemblan hasta los huesos, me cruje cada paso. Hoy es un mes más a sumar en el calendario, una fecha a poner, otro nuevo destino a cumplir, un trámite aburrido del que estoy cansado, hastiado. 

Pongo la radio. La apago. Enciendo la tele. Hay ruido, promesas, enfados y pocas historias verdaderas.

Hoy, se producirán entre 4 y 5 violaciones con penetración en nuestro país. No sabemos quiénes serán, ni dónde ocurrirán, si serán 4 ó 5, si será 1 o si serán 10, pero la estadística nos dice que cada día hay 5 mujeres que sufren agresiones sexuales con penetración. 388 mujeres denunciarán violencia de género. 36 mujeres han sido asesinadas este año por sus parejas y exparejas. 67 han sido asesinadas por el simple hecho de ser mujer. Más de 1 cada semana. Esta semana, a lo mejor hoy, una mujer será asesinada. Por su expareja, por un desconocido, por un amigo. 

Hay niños que con 11 años ya consumen drogas, niñas que a los 13 son tentadas por proxenetas, hay vidas rotas en medio de la “normalidad”.

Ninguna saldrá en el telediario. No será noticia. Será silencio, será miedo, será un dolor constante en la cabeza, la necesidad de que la rabia salga del cuerpo como el vapor de la pesa. Será algo que no ocurre. Será la olla que no ha abierto la pesa mientras sus cuerpos estallan en el mayor de los silencios y de las sombras.

Y a mí no me apetece escribir de nada. Estoy triste, abatido, aburrido. Me apetece dormir al olor del cocido pensando en una comida plácida, paladeando cada cucharada, sin prisa, sin miedo a nada, sin miedo a mí, sin querer llorar, queriendo estar. No me apetece escribir más.

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